José Vicente Ramón Moreno.
Estamos hasta ‘el moño’ de encontrarnos en los medios de comunicación con personajillos corruptos tanto en la política como en la banca o el mundo que rodea al deporte.
Esto hace que sintamos repulsión ante todos aquellos pseudopoderosos que, aprovechando su situación privilegiada, no hacen otra cosa que beneficiarse, a título personal o en el círculo de sus familiares o amistades más próximas, de lo que, en teoría, es de todos los ciudadanos.
Esta situación genera bastante desanimo en los ciudadanos de ‘a pie’ que unida a la económica causan una cierta sensación de rebeldía que, de persistir mucho tiempo, podría generar revuelta social.
Es imprescindible que ‘el que la haga la pague’. No es suficiente que se juzgue a un corrupto y pague con 8 ó 10 años su condena de 25 y luego salga y pueda disfrutar de lo que no se le obligó a devolver en su momento. Y si ya no lo tiene que lo compense con trabajo para la comunidad pero real, del de ‘doblar el lomo’, no ficticio.
Seguramente podríamos subsanar mucho antes algunas de las deficiencias que tenemos ya que si fueran devueltas todas las cantidades que han sido malversadas se podrían generar muchos puestos de trabajo y recortar menos en sanidad o en educación, que son pilares fundamentales de nuestra sociedad.
Presionemos para que cada personajillo devuelva hasta el último euro porque, si no lo conseguimos acabaremos asqueados por esta situación de corrupción.
