Begoña Carrasco. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castelló y Presidenta del PP de Castelló de la Plana
Perjudicados… y apaleados. Así trata la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, a los empresarios turísticos que montan sus chiringuitos a pie de playa de la ciudad. Llega el verano, venimos de una situación de pandemia muy complicada, y lo que todos los castellonenses y los visitantes que llegan buscan, que no es otra cosa que poder descansar y disfrutar de la oferta que estos negocios ofrecen en el marco incomparable de nuestras playas del Gurugú y Pinar, vuelve a ser imposible a día de hoy.
Y lo es no por culpa de los hosteleros, sino por la dejadez de funciones y la incapacidad del gobierno de izquierdas de Castellón para que los negocios puedan abrir en tiempo y forma. El problema es cíclico y se repite año tras año. Pero no por nuevo, se resuelve con previsión. ¿Acaso no sabían los partidos del Acord de Fadrell que cada año por estas fechas llega el verano? Debe ser que no, a la vista de la falta de previsión.
En Castellón de la Plana hemos empezado la campaña estival con una playa ‘Sin’. Pero no por ser una playa sin humos, sino por haber perdido, por segundo año consecutivo, la bandera azul para la playa del Serradal. Una pérdida de la que el Gobierno municipal sigue escondiendo los motivos. Continuamos sin la contratación de los socorristas necesarios para garantizar un baño seguro, con solo cinco efectivos para 4 kilómetros de costa, y no fue hasta que desde el PP lo denunciamos cuando se reforzó la plantilla… y ahora los chiringuitos.
Primero, el equipo de gobierno les comunicó vía escrito que podían montar las estructuras a principios del mes de junio. A continuación, les envió la Policía Local para multarles por instalar los chiringuitos, según alegaron, sin permiso de Costas. Y ahora el equipo de gobierno les vuelve a remitir un escrito amenazándolos con llevarlos a la Fiscalía si no desmontan las estructuras. ¿Es esto serio?
Sin garantías jurídicas no se puede generar empleo ni riqueza. La campaña turística de la ciudad de Castellón está en juego. Así lo están diciendo los propios empresarios de los chiringuitos, quienes afirman que si desmontan los negocios, no los volverán a instalar debido a los costes que llevan aparejados y la falta de rentabilidad para compensar los gastos posteriormente. ¿De verdad la apuesta del equipo de gobierno de Amparo Marco en materia turística es atacar directamente a los emprendedores? La respuesta es, sencillamente, no.
No caben excusas. Las tres administraciones implicadas en las autorizaciones están en manos del PSOE. La clave está en trabajar y mejorar. Los condicionantes son los mismos para todos. Mientras en Castellón, en manos de los socialistas, los chiringuitos siguen cerrados, en Benicàssim, ayuntamiento que tiene al frente a una alcaldesa del Partido Popular, no solo están ya operativos sino que han incrementado la oferta de los cuatro que siempre ha tenido a los siete actuales, atendiendo la demanda de la sociedad, que en plena pandemia quiere disfrutar del verano pero en condiciones de seguridad y al aire libre.
Castellón, llega tarde, y sobre todo, llega mal. La campaña turística de nuestra ciudad esteá en serio peligro. Y los castellonenses, con 16.000 parados y una pandemia, no nos lo podemos permitir.
