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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:20

¡Mirando hacia atrás sin ira!

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Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.

Rebobinando la historia de mi generación, voy a procurar analizar cada fase de ella y la evolución de mi entorno más inmediato, intentando olvidarme de mi situación individual, para ser más objetivo que subjetivo.

Vine al mundo en septiembre de 1944, es decir que soy un 'niño de la postguerra' y siempre he pensado que fuimos una generación privilegiada, que aparecimos en la parte más estrecha del embudo vital.

Nacidos en una sociedad de penurias y dificultades, en las que aún estaban muy recientes las heridas de la Guerra Civil, me he cansado de repetir que al menos en mi casa, se nos hablaba de que esa lucha fratricida en la que se mataban unos a otros, fue culpa de todos o de nadie, según se quiera ver y precisamente por eso había que olvidar y perdonar, porque si en un lado los rojos mataron a los azules (como fue aquí en la Comunidad Valenciana) en otros fue al revés y al final de la Guerra entre todos, vencedores y vencidos teníamos que unir nuestros esfuerzos y sacrificios para sacar adelante un Estado en ruinas.

Con esa filosofía de vida, con muchísimo esfuerzo y trabajo de las generaciones de nuestros abuelos y padres, se inició el proceso de recuperación con un Gobierno Militar, que poco a poco fue evolucionando y asumiendo postulados más internacionales cuando se acabó la Segunda Mundial y se recuperaron paulatinamente las relaciones internacionales, después de una economía de dos Guerras consecutivas, la Civil española y la Mundial.

Pasamos de la Regresión al Progreso, primero con paso vacilante y a partir de los años sesenta del siglo pasado cuando yo llegaba a una adolescencia estudiosa y responsable, con los Planes de Desarrollo y nuestra incorporación a las Instituciones Internacionales, los españoles acostumbrados a trabajar a brazo partido con las adversidades, vislumbramos un futuro que iba abriendo la boca del embudo de nuestro futuro, para ofrecernos unas posibilidades con las que habíamos soñado como algo imposible, pero ahora a nuestro alcance.

En una España salida de una noche sombría y profunda empezaba a amanecer, porque poco a poco los españoles habíamos aprendido a perdonarnos y fijarnos un objetivo común, que era una educación adecuada, desprovista de odios y rencores y sin darnos cuenta ese slogan que ahora ha generalizado mi admirado Juan Roig de la 'cultura del esfuerzo' sin que nosotros lo supiéramos, era el motor que nos iba a impulsar a superarnos a cada uno en su entorno personal, a unos estudiando y a otros llegados al mundo laboral a trabajar en equipo, para que el motor de las empresas privadas y también una Función Pública mucho menos faraónica que la actual, creara las estructuras necesarias pero simplemente suficientes, para organizar una sociedad equilibrada y productiva en beneficio de todos los españoles.

Franco ni fue el demonio que nos quieren vender los actuales dirigentes de la izquierda radical de ahora, ni el salva patrias que otros pretenden defender.

Ni lo uno ni lo otro, pero sin la menor duda, si que fue el impulsor que permitió la trasformación social de la España caótica de la Segunda República a la España que se fue preparando para su ingreso en las instituciones internacionales en condiciones de igualdad a los países desarrollados, pocos años después de su muerte sin ningún trauma.

Precisamente tuvo que hacerse el 'haraquiri' el régimen franquista a la muerte de Franco y con la llegada al trono de Juan Carlos I, se abre un nuevo horizonte a la España de la Transición que yo llamará también la España de la Reconciliación Nacional, con la legalización de los Partidos Políticos, le llegada de Carrillo y La Pasionaria y las elecciones Generales que llevaron a la Presidencia del Gobierno a un Adolfo Suarez, que había sido unos de los últimos Ministros Secretarios del Movimiento y Director General de Televisión Española.

Pasamos cuando yo llegaba a los treinta años, de una España depresiva a una España llena de posibilidades, pero sin darnos cuenta habíamos abierto de nuevo un libro, que se ha repetido a lo largo de la Historia de España ininterrumpidamente a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI.

Eran las dos Españas

La de liberales contra conservadores, la de republicanos contra monárquicos, de la Rojos contra Azules y en definitiva la de 'unos contra otros' por la búsqueda y control de un poder, pero no para ejercerlo en beneficio de la ciudadanía, sino de los partidos, que se convertían en jueces y parte en el reparto de la tarta de las prebendas que iban 'per se' incorporadas al poder.

Y hemos creado un Estado mastodóntico, improductivo y casi imposible a sostener y alimentar a todos los que quieren vivir de él sin aportar casi nada a la riqueza nacional, multiplicando “canongías” partidistas y dedicando a ellas unos recursos que debieron dedicarse a la Educación, a la Sanidad, a la independencia del Poder Judicial y sobre todo al crecimiento y desarrollo de la empresa privada, que es en definitiva o debería de ser la principal fuente de Ingresos de un Estado sano.

Y ahora nos llega una plaga bíblica, con el peor de los Gobiernos posibles, formado por grupo de ineptos, mentirosos, cínicos e inmorales, que no son culpables de  la plaga, pero si responsables de sus irresponsabilidades.

Abordan los problemas tarde y mal, compran todos los elementos de protección y defensa de nuestros sanitarios y Cuerpos de Seguridad del Estado mal comprados y sin las garantías necesarias y les estafan en el tema de los Test contra el Corona Virus, por no saber a quien se los compraban o quizás por saberlo demasiado bien.

Imagino que si pudieran borrarse del mapa político de España, Pedro y Pablo y todos los 'palmeros' de su Desgobierno actual, lo harían encantados para no figurar nunca en la Historia de España del siglo XXI, pero tendrán que cargar el resto de su vida con este estigma.

Esta es a grandes rasgos la Historia de mi Generación.

Hemos vivido todo tipo de situaciones menos una guerra y cuando pensábamos que no la íbamos a conocer nos está tocando vivir esta 'guerra viral' que nadie sabe ni cuándo ni cómo va a terminar pero que sin duda nos va a dejar un recuerdo imborrable en nuestras mentes y como no hay mal que por bien no venga, espero que nos sirva para vacunarnos definitivamente contra este tipo de gobiernos de izquierda radical, insensata e incapaz, que ni está preparada, ni sabe ni puede llevar sobre sus hombros el peso de la Administración de una democracia occidental limpia y organizada.

Hasta la semana que viene amigos