La Eucaristía es el corazón de la Iglesia: es la fuente y el culmen de su vida y de su misión, es el centro de la vida de todo cristiano y de toda comunidad cristiana y es la fuente de la caridad. Esta próxima semana tendrá lugar en nuestra diócesis la Semana de la Caridad, organizada por Caritas Diocesana. Diversos actos nos prepararán a la celebración del Corpus Christi, el domingo 22 de junio. En este día, los católicos nos reunimos en torno a la Eucaristía para celebrar, adorar y mostrar al mundo el tesoro más precioso que nos ha dejado Jesús. El Corpus nos invita a comulgar y adorar a Cristo, presente en la Eucaristía, a llevarlo por nuestras calles y a configurar nuestra vida como una existencia eucarística; es decir, como una ofrenda de amor a Dios que se haga servicio de amor a los hermanos.
En el sacramento eucarístico, el Señor se ha quedado para siempre entre nosotros para que actualicemos de modo incruento su amor hasta el extremo en la Cruz, y para que, participando de este amor en la comunión, nos dejemos transformar en servidores de la caridad para que el amor de Cristo llegue a todos, pues a todos está destinado. “El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo” (Jn 6,51). Con estas palabras, Jesús revela el verdadero sentido del don de la propia vida por todos los hombres y nos muestra también la íntima compasión que Él tiene por cada persona. De la Eucaristía brota el servicio de la caridad para con el prójimo. El sacrificio de Cristo en la Cruz es para todos, por lo que la Eucaristía impulsa a todo el que cree en Él a hacerse “pan partido” para los demás y, por tanto, a trabajar por un mundo más justo y fraterno. Por ello, el día del Corpus celebramos el Día de la Caridad y de Cáritas, el organismo que canaliza el amor de los cristianos.
El amor de Dios, celebrado y recibido en la Eucaristía, ha de llegar a todos, en especial a los excluidos de nuestra sociedad y del mundo entero, para que todos formen parte de la nueva fraternidad ofrecida y creada por Jesús. Quien en la comunión comparte el amor de Cristo es enviado a ser su testigo compartiendo su pan, su dinero, su tiempo y su vida con los necesitados. “Allí donde nos necesitas, abrimos camino a la esperanza”, es el lema de Cáritas para este año. En la Eucaristía, el Señor nos invita a acercarnos con amor a los pobres y excluidos y poner signos tangibles de esperanza para ellos. Quien se nutre del Pan de la Eucaristía no puede permanecer indiferente ante las necesidades de los demás. Por ello, la Eucaristía es fuente y al mismo tiempo exigencia de compromiso de los cristianos por la justicia y por transformar las estructuras injustas para restablecer el respeto por la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios. La Eucaristía sin la caridad se convierte en un culto vacío. Pero también la caridad sin la Eucaristía se convierte en mera filantropía.