Jorge Fuentes. Embajador de España
Llevo días intentando encontrar noticias que nos permita recuperar el optimismo que a escala nacional e internacional parece perdido desde hace tiempo.
La firma del Acuerdo de Paz en Egipto hubiera podido ser el punto de arranque hacia un nuevo escenario en Oriente Medio. Ya advertimos por entonces que en Gaza había que hacer un gran ejercicio de prudencia y no cantar victoria hasta que no se hubieran cumplido todos y cada uno de los 20 puntos del Acuerdo. A día de hoy siguen pendientes de solución la devolución de la mitad de los cadáveres de los rehenes; falta también que Hamas proceda a desarmarse y por consiguiente, que se cumpla el alto el fuego cesando la existencia de nuevas víctimas que desde la firma del Acuerdo son más de veinte.
Hasta el momento, han entrado algunos cientos de camiones con víveres, pero ni siquiera la mitad de los que serían necesarios. Todavía no hay ni señal de la formación de un gobierno equilibrado, democrático y aceptable. Continúa, por consiguiente, la desconfianza internacional respecto a la zona, con manifestaciones propalestinas y antisionistas.
De forma que hay que tener la atención puesta en Gaza donde no solo faltan muchos hervores para alcanzar la paz perpetua sino incluso algunos esfuerzos más para lograr un alto el fuego temporal.
La otra gran crisis de nuestro entorno -la guerra de Ucrania- va todavía peor ya que después de las cumbres de Alaska y Washington estaba casi cantada la tercera y definitiva reunión de Budapest entre Trump, Putin y Zelenski. No fue posible ya que Putin se negó a participar en tal encuentro si no había acuerdo previo sobre la cesión del territorio robado por Rusia lo cual parece indicar que la solución a la guerra ruso-ucraniana no podrá llegar por la vía política o diplomática, sino que deberá hacerlo por la vía militar.
Los planes de Trump se presentan muy difíciles y la obtención de su premio Nobel, que muchos habíamos pensado era un cebo barato y razonable si traía consigue la paz en dos escenarios o en ocho como Trump afirma, están igualmente en globo.
Aparte de estos dos conflictos, el mundo parece quebrarse en otros lugares. En Francia se producen las dos grandes noticias del momento: el encarcelamiento por cinco años del ex jefe del Estado francés, Nicolás Sarkozy (70) por tres acusaciones la más grave de las cuales, la captación de fondos ilegales para su campaña electoral, del régimen tiránico del libio Muamar El Gadafi. Y casi al mismo tiempo, el robo del siglo en el museo de Louvre, de joyas valoradas en 70 millones de euros.
Hay que reconocer que el Presidente Macron cuida mal el patrimonio nacional de su país: el templo de Notre Dame, incendiado en abril de 2019 y ahora el robo del Louvre. Escandaloso, como también lo es el encarcelamiento de uno de los cinco presidentes encausados durante la Quinta República. Casualmente se trataba de un presidente conservador y por añadidura, un muy buen presidente.
Sumándose a todo ello, tenemos tiroteos en los Estados Unidos y en Méjico, hundimiento de cinco lanchas venezolanas en aguas del Caribe, crisis en Argentina y en Colombia, fragilidades en la Unión europea y en la OTAN, etc.
En España no nos han robado en El Prado ni ha ardido la Almudena. No ha sido necesario; lo que si arden son los tribunales que en los próximos meses van a poner el país del revés y no es ni siquiera necesario recordarles por qué. Lo saben ustedes de sobra.
Y sin embargo ha resultado que el gran problema del país, el que debe ser resuelto antes que todos los demás, es el cambio horario que venimos sufriendo desde hace 40 años y que probablemente -Sánchez pensara- es responsable de todo, de la corrupción, de la malversación de fondos, del tráfico de influencias, del intrusismo, del nepotismo, de la apropiación profesional indebida, de desvelar secretes oficiales etc...




























