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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 13:19

Cambios sin miedos

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Antonia García Valls. Portavoz del PSPV en el Ayuntamiento de la Vall d'Uixó.

Desde la aprobación de la Constitución Española, la sociedad ha cambiado profundamente durante este tiempo. Sin lugar a dudas. La crisis actual y el aplazamiento constante de reformas han hecho más evidente la necesidad de modernizar y adaptar la Constitución a la nueva realidad española.

De hecho, las instituciones que surgieron de la Constitución, hace tiempo que dan muestras de agotamiento. Pero lo que debemos destacar y valorar es el clima de consenso y diálogo del que surgió esta Constitución.

Un clima de consenso y diálogo que no debería faltar cuando se plantean cambios necesarios. Las leyes, y la Constitución es una ley, la Ley de Leyes, deben adaptarse a la sociedad y a los nuevos tiempos. La obsolescencia de las normas jurídicas que rigen en una sociedad, en un Estado de derecho, no dan respuesta a las necesidades de esa sociedad. De hecho, las normas deben ser dinámicas, nunca estáticas, y deben ir al unísono con la sociedad a la que pretenden regular en su funcionamiento y en la consecución de sus objetivos.

En este sentido y en esta línea, es el momento. Estamos ante una coyuntura en la que los cambios, se están produciendo algunos,  son necesarios. Y la ciudadanía, que es sabia, los está pidiendo con rotundidad.

Hace ya algún tiempo que l@s socialistas venimos pidiendo la reforma constitucional. Una reforma amplia y ambiciosa. Una reforma que adapte nuestra norma suprema a la realidad y a la demanda social actual. Y no debería pasar nada. De hecho, en los países de nuestro entorno han hecho reformas constitucionales y han adaptado sus constituciones a la sociedad. Y no hay que tener miedo.

L@s socialistas proponemos cambios de calado, que tienen que ver con un nuevo diseño de España como un Estado federal, con competencias y financiación justas y claramente definidas. Una profundización de los mecanismos de transparencia y regeneración democrática y de los derechos de participación de la ciudadanía en la vida pública; una Constitución que garantice la igualdad, real y efectiva, entre hombres y mujeres. Y dispuestos a hablar, a consensuar, a dialogar sobre cualquier otra cuestión que se quiera poner encima de la mesa por otras formaciones políticas. Esa es la esencia de la democracia.

Pero siempre desde el respeto a los cauces legales y a los propios mecanismos de reforma constitucional que establece la propia Constitución.

Y a continuación, tal y como se establece, esta reforma tiene que ser votada en referéndum por toda la ciudadanía. Un referéndum constitucional.

Estamos ante una oportunidad para un tiempo nuevo. Un nuevo pacto constitucional que actualice nuestro pacto de convivencia e incorpore a las generaciones más jóvenes al consenso constitucional.

No debemos tener miedo a los cambios. La Constitución se puede y se debe reformar, de forma democrática y cumpliendo los mecanismos que establece el Estado de Derecho. Y debe hacerse, como ya he dicho, desde el diálogo y el consenso, porque la Constitución debe ser, ante todo, garantía de convivencia.