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miércoles, 24 de abril de 2024 | Última actualización: 14:59

Futuro imperfecto (I)

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

En los próximos 30 años, entre el 40 y el 50 % de los empleos actuales desaparecerán y serán automatizados, en un proceso creciente e irreversible de robotización y automatización. Eso es lo que opina Paul Mason, editor de economía de ‘Channel 4’ y columnista de ‘The Guardian’, en su libro Postcapitalism: a guide to our future. Mason en su libro recoge la tesis de Frey y Osborne, profesores de la Universidad de Oxford, y que en su informe The future of Employment, publicado a finales de 2013, señalaban que el 47 % de los empleos actuales tal y como los conocemos desaparecerán en un periodo de 20 años, fruto de la informatización y robotización de procesos de trabajo.

Lo más significativo de los trabajos de Mason y de Frey y Osborne apunta además en una doble dirección. Por un lado, señalan que la desaparición de empleos, de ese 40-50 % de trabajos, afectará principalmente al sector servicios más que a la industria. Así,  en su trabajo, ambos profesores de la Universidad de Oxford, indican que en una primera fase desaparecerán la mayoría de los trabajadores del sector transporte y de la logística, así como los administrativos y aquellos vinculados a los procesos de fabricación “susceptibles de ser sustituidos por capital informático”. Más adelante, lo serían cajeros y los trabajadores de la construcción, debido a los procesos de la prefabricación de viviendas. Ni siquiera hace falta mencionar las consecuencias de esto en nuestro país. Y ojo, también señalan Frey y Osborne que el proceso afectaría también a trabajadores de alto valor añadido como asesores fiscales o arquitectos. Un cataclismo vaya. Algo tremendo y que ni siquiera podemos, más allá de las cifras, imaginar siquiera.

Y por otro lado, y esto también es tremendamente novedoso, es que tanto Mason como Frey y Osborne, indican que los trabajos que desaparezcan no serán sustituidos por otros nuevos. Así, hasta ahora, las distintas revoluciones económicas, la agrícola, las dos o tres industriales ( dependiendo de los autores), tenían como axioma dominante en sus análisis que los viejos empleos destruidos en el proceso de cambio eran sustituidos por otros empleos nuevos y distintos en sectores todavía no conocidos. Pues bien, ahora hay consenso en que ese empleo destruido en el sector servicios no será sustituido por empleo nuevo salvo en un porcentaje ridículo.