Juan Giner. Militar en la Reserva e Investigador Histórico.
Esperanza, bonito nombre si se escribiera moral y éticamente como dice Francisco I "sin bolsa, sin saco y sin sandalias" y esa es la forma y manera como debería papá Estado mandar a sus representantes ‘vacíos de equipaje’ a anunciar la buena nueva de regeneración moral en esta España de hoy, "de rodillas", como ha exigido Francisco I a todos aquellos que anuncian la palabra de Dios "...con el último modelo de coche".
Leía yo a Esperanza Aguirre (esta vez con nombre propio) que "....una organización social será tanto más perfecta, desde el punto de vista político y desde el punto de vista moral, cuando mejor garantiza el ejercicio de la libertad de sus miembros". ¿Pero cómo confiar en un sistema social en el que el vicio de la clase dirigente da libre curso a sus irrefrenables ambiciones particulares o de su casta partidista? ¿Cree usted que esta mediocridad política irreflexiva, en la que pone el ciudadano de a pie su confianza, es la mejor garantía de nuestras libertades?
Recuerda usted en uno de sus artículos en prensa, una cita de Manuel Azaña: "la libertad no hace ni más ni menos felices a los hombres, los hace sencillamente hombres". Bonitas palabras si el goce de la libertad no comportara añadidos de latrocinio para unos y de penuria para otros.
Libertad por supuesto, por encima de cualquier principio, pero ‘cantar’ esta alegría en medio de tanto sufrimiento como el que se nos está exigiendo ante la vergüenza ética y moral que nos rodea mejor hablar de ‘utopía de la libertad’.
Imagino que se me achacará que mis palabras son ni más ni menos que el reflejo de mi libertad, pero en esta España de hoy los reflejos no dan de comer y la libertad les da algunos el pasaporte a su ilícito enriquecimiento. Por nuestro bien esperemos que actúe la Justicia en aras a nuestra libertad.
