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sábado, 20 de abril de 2024 | Última actualización: 17:33

El final del papel como soporte de la cultura y del conocimiento

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Juan Teodoro Vidal. Químico.

Durante muchos años, en mi condición de químico, he tenido la satisfacción de trabajar desarrollando, produciendo y manufacturando papel. Bien es verdad que ahora también lo uso como medio de publicar libros y otros objetos relacionados con el arte y la cultura, o sea desde la orilla no del fabricante, sino del usuario. Sin embargo hay un proceso sin vuelta atrás, en lo que respecta al uso del papel como soporte de cultura, que es el fin de la forma como lo hemos concebido hasta nuestra generación.

La frase de “todo está en los libros” ha sido verdad durante mucho tiempo. Sobre todo desde la invención de la imprenta como la conocemos hace 5 siglos. La imprenta modificó la forma en que los humanos nos transmitíamos nuestro legado más precioso, que es la reproducción cultural, o sea, el compendio de los valores y conocimientos, que evita tener que inventar la rueda o el fuego en cada generación. La imprenta logró que en lugar de copiar libros a mano, con el riesgo de los errores que se comenten en cada transcripción, se pudieran imprimir varios, cientos, miles de ejemplares en cada tirada de forma que la cultura y el conocimiento se expandió, alcanzando a las incipientes clases medias, en lugar de ser solo un patrimonio de los ricos y los poderosos. La imprenta vulgarizó la cultura y el conocimiento.

Yo mismo, desde bien joven me esforcé en crear mi biblioteca con los temas que eran objeto de mi interés. Estaba orgulloso de ella... en tiempo pasado. Porque observo, y no soy el único, que cada vez la consulto menos. Antes, la primera búsqueda era con un texto científico o histórico relevante de mi colección de libros, o de las bibliotecas en las que tenía acceso. Pero cada vez más, la primera consulta es en mi propio teléfono, sea en Wikipedia o en las miríadas de páginas que me aconseja el buscador por excelencia, Google.

El papel ha perdido la batalla. Puede que todo esté en los libros pero eso a nadie le está importando ahora. Gracias a la comunicación global, todo está en internet. Esto, unido a que cada vez se está fabricando el papel como objeto de un solo uso (o de un número limitado de usos), el propio papel se envejece antes que lo que solía ocurrir solo hace 50 años. El resultado es que los libros amarillean, se hacen poco agradables en el transcurso de unos pocos años. Son un medio de comunicar, y una simple copia, de lo que en realidad está en un original en formato electrónico.

Yo me compro libros para leer, porque no les he de cargar la batería cada 20 páginas. Pero los datos técnicos, sobre todo estadísticas, actualizados, los encuentro en internet. Ha pasado la era del papel. Estamos en la era digital. Tú mismo estás leyendo un medio digital. Que no se caiga el servidor!