José Vicente Ramón Moreno.
Estamos escuchando en las noticias el enorme éxito que hemos tenido con el turismo este verano, tanto a nivel provincial como nacional. Según parece el mejor desde hace más de una década. Es una alegría comprobar que, por lo menos, un sector podrá mejorar su situación.
Pero si analizamos algunos detalles no dejaremos de sorprendernos porque consigamos estos avances, y me explico.
A mediados de agosto estuve en un complejo turístico de la provincia mundialmente conocido y me encontré muchos detalles buenos pero algunos nefastos de cara a esa potenciación del turismo que pretendemos.
No es tolerable que se oferten una veintena de actividades, diariamente, con algunas muy destacadas en el programa y, en dos días consecutivos, no se celebren los desfiles previstos a las 19:45 horas (que son de los destacados). Pero aún es mucho peor que nadie (recepción del mejor hotel del complejo) sepa responder sobre este tema. Desconozco si otros días se han celebrado.
No es tolerable que en la cafetería al aire libre del lado de dicho hotel tarden 20 minutos en atender al público.
No es tolerable que en la cafetería de enfrente el único aseo tenga la luz fundida (sin ningún tipo de ventana) y su olor sea vomitivo por lo que, como es evidente, fue imposible su uso.
No es tolerable que en los espectáculos nocturnos se sirva “garrafón”, por multitudinarios que estos sean, y sólo se enmiende el desaguisado al reclamar a un camarero voluntarioso que me prometió servirlo él mismo, y lo hizo.
Por todo ello, ¡ojalá! dupliquemos o tripliquemos el número de turistas y toda nuestra provincia pueda volver a una economía floreciente basada en esta actividad pero revisemos todos aquellos aspectos intolerables que nos pueden perjudicar.
