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jueves, 28 de marzo de 2024 | Última actualización: 23:00

La derecha

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Ser de derechas me parece tan digno y decoroso, al menos, como ser de izquierdas. En un mundo europeo y occidental en que tradicionalmente se ha creado una construcción bipartidista, las derechas y las izquierdas se han repartido la gobernabilidad a partes casi iguales, con tendencia al predominio conservador en el Norte y del progresismo en el Sur.

Por observar el caso de España y quizá como consecuencia de la larga dictadura franquista, desde 1978 la izquierda ha gobernado bastantes más años que la derecha (23 años versus 14).

Pero tal reflexión está dando un viraje importante en el último lustro con la a floración de los errores y excesos cometidos por los dos partidos gobernantes y por la consiguiente aparición de nuevas formaciones que en las últimas consultas europeas, andaluzas, municipales y autonómicas, han ido reforzándose llamativamente.

La proliferación de partidos ha conllevado el desprestigio consiguiente de los dos clásicos. Me atreveré a decir que, en España, la derecha había sufrido casi siempre una prima de desprestigio adicional, tanto en los escasos años en que ha alcanzado el poder y desde el, intentar corregir los desaguisados cometidos por la izquierda, como cuando se encontraba en la oposición.

Y es que en España ser de derechas esta como mal visto, de ahí que se juzgue a sus seguidores como ‘fachas’, ‘fascistas’ o, genéricamente como ‘la derechona’. La razón quizá esté en que desde ese flanco político no hayan sido capaces de mostrar la ruptura que en 1975 se produjo con el franquismo y que por ello se les considere como legítimos y casi únicos herederos de aquel periodo.

Tal imagen de los conservadores vino por supuesto reforzada por la falta de convicción de los propios militantes, por la combatividad de sus rivales políticos y por la impagable colaboración de los medios informativos controlados mayoritariamente desde los tiempos de González y mucho más de ZP y con la nula combatividad del PP en los años en que con su mayoría absoluta hubieran podido rectificar las dádivas que dejaron a casi todas las cadenas televisivas públicas y privadas en manos de los llamados ‘progresistas’.

La TV y la radio, en un país como el nuestro en el que apenas se lee periódicos y menos aún libros, están siendo fundamentales para debilitar unos partidos y también para favorecer el nacimiento de otros. En definitiva, ZP entregó los medios a la izquierda y Rajoy no fue capaz de revertir la situación.

Pero eso no es lo peor. Lo cierto es que muchos de los periodistas de derechas como Jiménez Losantos, Terstch o Luis del Pino, entre otros, sumamente combativos contra las fuerzas de izquierdas, no lo son menos contra las de derechas, con lo que abocan a España a una situación de inane ingobernabilidad.

En esta hora tardía, en vísperas de las próximas elecciones generales, criticar y descartar a Rajoy es cortar toda posibilidad a la derecha y darle a las restantes fuerzas el triunfo electoral servido. Por lo tanto, si se quiere votar izquierdas, ahí tienen varias opciones más o menos respetables. Si por el contrario creen que el PP está enderezando el desaguisado dejado por el doble mandato de Zapatero, no duden en votar a Rajoy y háganlo sin complejos. Su ideario es tan digno como el que más. Y por cierto, mucho más español.