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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 23:48

La Gaiata

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Federico Arnau. Comerciante jubilado.

Como dice Bernat Artola, que “la Gaiata siga el nostre millor Pregó”.

Desde estas líneas debo de felicitar a las 19 comisiones que este año han construido unos magníficos monumentos, dentro de sus presupuestos, porque hayan trabajado más en recaudar o menos.

El enemigo que tiene la gaiata es esa cantidad de ciudadanos de Castellón que se miran el monumento de lejos o de cerca, pero sin pararse a ver el trabajo que muestra, como se ha realizado, si es artesanal o no, para poder apreciar la cultura artística que han desarrollado los miembros de cada comisión, que son los verdaderos constructores de las gayatas.

La guasa viene cuando aquellos que sus monumentos son de cartón, algunos verdaderas obras de arte, realizadas por los diversos talleres y empresas que se dedican a elaborarlos durante todo el año, digo algunos, porque de esos hay muy pocos, el resto solo es una figura grande y rodeada de pequeñas, que poco tienen de impacto si las ves después de la sección especial.

La guasa viene dada porque tienes que escuchar que “total, una gaiata son  bombillas que se apagan y se encienden”, menospreciando dichos monumentos exclusivos en el mundo.

La Gaiata no es un elemento de feria, ni es un elemento en la ciudad de Las Vegas. Incluso cuando algún año alguna comisión ha querido salirse de lo que es una gaiata en los cánones tradicionales, haciendo algo abstracto como innovación, incluso en un diseño de esas características, se podría decir que es una obra digna de poder exhibirse en la feria de arte Arco de Madrid.

La gaiata tiene una altura máxima de 6 metros, y tiene unas medidas de diámetro, simplemente porque no se plantan, la gaiata desfila, luciendo su arte, su luz, con la misma elegancia que desfilan las mises candidatas a Miss Universo.

Pero durante su paso nos ofrece la visión de sus luces, dentro de esas lámparas dignas como las del salón de cristal de Versalles, y su pinturas en las vidrieras como las grandes catedrales, o las pinturas y trazos evocando la historia de Castellón, o reflejando monumentos del mismo sobre la cerámica o sobre tablas como si de la capilla Sixtina fuese.

Y todo esto se puede apreciar cuando te paras a observarlas y disfrutarlas en su exposición para la Ensesa, durante el lunes de Magdalena, donde puede comparar entre unas y otras las diferentes técnicas y trabajos realizados, sin embargo cuando se sitúan en su sector esto ni se aprecia.

Y el aprecio lo suelen hacer más la gente de fuera de Castellón tanto españoles como extranjeros.

Y para esto sí que el Patronato de Fiestas, y las concejalías de Cultura y Turismo, deberían de tomar cartas en el asunto, y así como hay un tren turístico que circula por las calles de Castellón, se debería de hacer como se ha hecho este año en Borriana, un tren financiado por el Ayuntamiento y la Diputación para llevar a los visitantes por todos los monumentos falleros.

En este caso sería demasiado el recorrido para observarlas todas, pero si para las seis primeras empezando por el sexto puesto hasta el primer premio, y que algún miembro de las gaiatas explicase la técnica que han utilizado como la han construido y cualquier duda o conocimiento que pudiesen interesar a los visitantes y mientras invitarles a un vino.

Ánimo para el 2018.