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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 00:44

Cara y cruz de la misma moneda

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Enrique Domínguez. Economista.

La Decisión del Banco Central Europeo de comprar deuda en cantidades ingentes cada mes  y que ha ampliado hasta marzo de 2017 originó, entre otros hechos, una gran estabilización en las primas de riesgo, como estamos viendo en estos días, a pesar de las dificultades de la economía china y de los cierres de su Bolsa.

Pero también propició un descenso, más o menos suave, en la cotización del euro respecto al dólar que, al hacer más baratos los productos españoles dirigidos al mercado norteamericano, podría propiciar un incremento de nuestras exportaciones.

Pero, claro, ese abaratamiento de nuestros precios en dólares es un factor positivo para que se eleve la demanda de los productos a que hacen referencia, pero también lo es, aunque sea de Perogrullo, que el potencial comprador tenga recursos, le guste nuestro producto o  lo necesite o que los productores locales presionen para que se importe menos.

En todo este proceso es primordial la situación de la economía estadounidense y su evolución; el hecho de que la Reserva Federal Americana inyectara dinero al sistema desde el inicio ha permitido a ese país salir antes de la crisis y encontrarse en estos momentos con una perspectivas favorables de crecimiento del PIB y del empleo, con una baja tasa de paro y, sobre todo, con un mayor consumo tanto en el sector de la construcción como en el alimenticio.

¿Han sabido aprovechar esta circunstancia nuestros dos sectores exportadores por excelencia: el cerámico y el citrícola? La depreciación del euro respecto al dólar, ¿ha supuesto incrementos en las exportaciones españolas de esos productos al mercado norteamericano?

En el caso de los productos cerámicos, el incremento de sus ventas al mercado norteamericano es evidente: si las exportaciones a todo el mundo en los diez primeros meses de 2015 han aumentado un 4,7% en valor, las dirigidas al mercado norteamericano lo han hecho en un 38,6%. La incidencia de la depreciación del euro es importante, pero también lo es mucho más la recuperación de la economía norteamericana y de la actividad inmobiliaria. Falta, seguramente, el conocimiento más a fondo del consumidor y sus necesidades para que cuando desaparezca el factor euro se mantenga el mercado.

Para los cítricos, el análisis de los datos de exportación hasta 2014, ya que aún no se dispone de estadísticas oficiales publicadas de las ventas en 2015, no registra esa mejoría a partir de 2012 que sí se da en la cerámica: mientras Marruecos, nuestro principal competidor del hemisferio norte en USA en mandarinas y clementinas, multiplica por 3,6 el tonelaje enviado entre 2012 y 2014, España lo reduce en un 28%; Marruecos superó en cerca de quince mil toneladas a España en 2014 y pasó a ser el primer proveedor del mercado USA del hemisferio norte.

El valor de lo exportado en dólares se incrementa para Marruecos pero decrece para España. Para 2015 se preveían a comienzos de la campaña unas cifras similares a las de 2014 para España. ¿Por qué se da este distinto comportamiento? No me atrevo a manifestar una razón clara: ¿puede ser el precio por tonelada de los cítricos marroquíes respecto al de los españoles, la presión de los lobbies californianos, la cadena de distribución, …?

El distinto comportamiento de estos dos productos ante un mismo hecho nos señala que la depreciación de la cotización de una moneda no garantiza una mayor venta. Estados Unidos es un mercado de futuro para la cerámica y para los cítricos y es fundamental eliminar o reducir las causas que puedan dificultar la permanencia en el mismo.