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lunes, 13 de mayo de 2024 | Última actualización: 20:59

El Brexit, ¿la punta del iceberg?

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Enrique Domínguez. Economista.

Después de nueve meses, como si se tratara de un parto, el Reino Unido (RU) iniciará el camino de su desconexión de la Unión Europea (UE) tras incorporarse a ella en 1973. Ese proceso, conocido como Brexit, es el que se inicia el 29 de marzo de 2017 con la comunicación de la primera ministra Theresa  May al Consejo Europeo de su intención de abandonar la UE, tal como especifica el artículo 50 del Tratado de Lisboa.

Desde el 23 de junio de 2016 fecha en la que los británicos mediante un referéndum decidieron abandonar la UE, el primer paso para que se iniciara ese abandono es el que ahora se da. Sin embargo, desde esa fecha la libra se ha depreciado más de un 10% respecto al euro, se ha constatado que los impulsores del no mintieron a los votantes en bastantes asuntos y, entre otras cosas, se ha incrementado entre los votantes del no su animadversión hacia los extranjeros. Realmente RU nunca se ha sentido parte de la idea de una Europa unida, de la cada vez más lejana idea de los Estados Unidos de Europa.

La incertidumbre reina sobre todo este proceso, sobre cómo se implementará, sobre cómo afectará al propio RU y a los 27 países de la UE, sobre qué sectores se verán más afectados, sobre los costes de este proceso para las dos partes o sobre qué ocurrirá con los trabajadores extranjeros en RU o con los británicos residentes en la UE a 27. Pero me temo que las dos partes van a sufrir con este proceso, que solamente habrá perdedores.

El artículo 50 marca unos plazos para este proceso de desconexión que se inician con esa comunicación de la primera ministra británica; en un par de días el presidente del Consejo Europeo presentará a los veintisiete las líneas de negociación que, seguramente, se complementarán en una cumbre europea el próximo 29 de abril, antes de la segunda vuelta de las elecciones francesas. A partir de ahí todo es una nebulosa.

Las negociaciones pueden durar dos años, hasta el 29 de marzo de 2019, y prorrogarse un año por acuerdo de ambas partes; sin embargo sus objetivos son muy diferentes: La UE quiere tratar al RU como un país tercero lo que implica la reinstauración de los aranceles y RU pretende alcanzar el estatus de país con libre comercio con la UE sin las obligaciones de la libertad de circulación de capitales y de trabajadores.

La UE se va a enfrentar a problemas muy importantes que, si no se resuelven, harán del Brexit la punta de un iceberg; el iceberg de la desunión y del euroescepticismo, de la conversión de la Unión Europea en una entelequia, del retroceso hacia, otra vez, la Europa de los mercaderes solamente. Por eso, y aunque la UE siempre se ha movido hacia adelante mediante crisis, ésta puede convertir en irrealizable lo que pretendieron los fundadores en 1957. Euroescepticismo, populismos de derecha o de izquierda, proteccionismo, son palabras de las que, de ahora en adelante, va a depender el futuro de la UE o de lo que quede.

Y el Reino Unido no se irá de rositas. De entrada, se le piden sesenta mil millones de euros por aportaciones comprometidas y que debe abonar antes de desconectarse de la UE; tendrá que aprender a negociar tratados con quienquiera  para lo que no tiene gran experiencia y, sobre todo, tiene ahí la petición de referéndum de independencia de Escocia y, posiblemente, problemas en el Ulster. Aunque puede contraatacar ofreciendo ventajas fiscales importantes a las empresas o fomentando las disensiones entre los 27.

En todo caso, se inicia un proceso que nadie tiene claro cómo terminará pero del que, me temo, todos saldremos perjudicados. Ojalá el Brexit no sea la punta de un iceberg e impere la idea de una Europa más unida ¿Qué piensan ustedes?