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12 de Octubre De 1492 al 2016

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Alejandro Moreno. Psicólogo. Educador. Cooperador Internacional.

“El 12 de octubre de 1492 el marinero Rodrigo de Triana divisó Tierra. Este acontecimiento cambió la concepción que se tenía del planeta y provocó algo que ni siquiera Colón había imaginado: la unión de dos mundos.

El encuentro de estas dos culturas permitió que América recibiera un gran legado cultural, de adelantos y de expresiones artísticas no sólo occidentales sino también orientales, y que Europa percibiera la riqueza cultural, los avances, el ingenio y el arte del Nuevo Mundo.”[1]

Extracto de una web Dominicana. Sí del Caribe americano. Sí de la América latina profunda en donde los resquicios del pensamiento colonialista siguen firmes. Sigue siendo esa, la concepción del “descubrimiento” de América en muchas partes del continente, en la mayoría de los países, y una lástima, la de muchos educadores que tienen la responsabilidad de contar la historia a las futuras generaciones.

Otras versiones nos cuentan que fue Américo Vespucio quien divisó tierra, y que en honor a su avistamiento se le otorgo el nombre al continente.

Versiones sobre el 1492 hay muchas, hay de todos tipos, hay quienes cuentan la historia según su conveniencia, hay quién la cuenta según sus intereses, hay quien la conto según su sufrimiento, hay quien no pudo contarla. Hay quienes les queda el recurso de ser rescatados del olvido diciendo “¡Cuán difícil resulta para el vencido en guerra poder dar su versión de lo ocurrido…! Y es que el vencedor, que todo lo avasalla, no abre el menor resquicio por medio del cual el denostado pueda, siquiera por un momento, erguir la cabeza para contar la tragedia que sufre en carne propia.”[2]

Fueron tiempos de expansión en busca de mercados nuevos, en busca de afianzar la economía de las coronas unificadas, “creando las bases de la monarquía absoluta y del imperio absolutista Español”[3], expansionista y conquistador de nuevas tierras y con ella de sus pueblos.

La corona Española de los reyes católicos hizo su trabajo de sometimiento. Galeano. E. nos lo cuenta cuando nos dice que “El diablo es indio” además de ser “gitano”, “homosexual”, “extranjero”, “pobre”, “mujer”, “negro”, “judío”… vaya, por Dios!... y nos cuenta su versión: “Los conquistadores confirmaron que Satán, expulsado de Europa había encontrado refugio en las islas y las orillas del mar Caribe, besadas por su boca llameante.

Allí habitaban seres bestiales que llamaban juego al pecado carnal y lo practicaban sin horario ni contrato, ignoraban los diez mandamientos y los siete sacramentos y los siete pecados capitales, andaban en cueros y tenían la costumbre de comerse entre sí.

La conquista de América fue una larga y dura tarea de exorcismo. Tan arraigado andaba el maligno en estas tierras, que cuando parecía que los indios se arrodillaban devotamente ante la Virgen, estaban en realidad adorando a la serpiente que ella aplastaba bajo el pie; y cuando besaban la cruz estaban celebrando el encuentro de la lluvia con la tierra”[4].

La Táctica y la estrategia de la guerra militar, aparte de la campaña evangelizadora y de exorcismo son herramientas de exterminio general. El susodicho ‘descubrimiento’ sirvió para aniquilar pueblos enteros sustituyendo su población con otros pueblos esclavos traídos de otro continente. Los negros africanos que también sufrían las colonizaciones eran la carne sustituta de la carne india.

La guerra era de aniquilamiento total. La resistencia indígena se asumía porque había que defender su tierra y su pueblo. Un pasaje de esa guerra lo cuenta el mismo Cortez, cortar los suministros de agua potable: “Otro día de mañana los dos capitanes acordaron, como yo les había mandado, de ir a quitar el agua dulce que por caños entraba a la ciudad de Temixtitan (Tenochtitlan); y el uno de ellos, con veinte de a caballo y ciertos escopeteros y ballesteros, fue al nacimiento de la fuente, que estaba un cuarto de legua de allí, y cortó y quebró los caños, que eran de madera y de cal y canto, y peleó reciamente con los de la ciudad, que se le defendían por la mar y por la tierra; y al fin los desbarató, y dio conclusión a lo que iba, que era quitarles el agua dulce que entraba a la ciudad, que fue muy grande ardid”[5].

Otro pasaje contado en esta ocasión por Bernal Díaz que nos refiere diciendo: “Digamos de los cuerpos muertos y cabezas que estaban en aquellas casas adonde se había retraído Guatemuz (Cuauhtémoc). Digo que juro, amén, que todas las casas y barbacanas de la laguna estaban llenas de cabezas y cuerpos muertos, que yo no sé de qué manera lo escriba, pues en las calles y en los mismos patios del Tatelulco (Tlatelolco) no había otra cosa, y no podíamos andar sino entre cuerpos y cabezas de indios muertos…”[6]

La evangelización, la guerra, la muerte, la conquista, debería ser diferente del encuentro entre culturas de esos 12 de octubres desde el 1492. La guerra, la muerte y las evangelizaciones religiosas, siguen costando vidas en el mundo, en el planeta que hoy sigue viviendo el expansionismo de otros imperios. No podemos celebrar que cada vez que un imperio descubre nuevos recursos, sea a base de sangre y fuego, a base de pueblos autóctonos muertos, masacrados, silenciados. Ayer como hoy no celebramos días que simbolicen el sometimiento de las diferentes culturas del mundo, engañándonos con encuentros de culturas o de civilizaciones. No hay día de la Raza, porque todos somos una sola humanidad. Una sola especie que debe encontrarse, respetarse y vivir en igualdad de derechos. Ya estamos en el siglo XXI. Hola, aquí estamos.

[1] http://www.educando.edu.do/articulos/docente/el-encuentro-de-dos-culturas-su-orgen/

[2]  Lara Z. H. 2006. Relato de la conquista (1528). UNAM, México.

[3]  Cué C.A.  1974. España y el descubrimiento de América pp 97-113. Del árbol de la noche triste al cerro de las campanas. T.1.  Pueblo Nuevo. México

[4]  Galeano. E. 2008. Espejos. Siglo XXI, España-México-Argentina.

[5] Lara Z. H. 2006. Relato de la conquista (1528). UNAM, México.

[6] Lara Z. H. 2006. Relato de la conquista (1528). UNAM, México.