Juan Francisco Roca. Periodista deportivo.
El Castellón es un club vivo y como tal no deja de tomar decisiones. Unas más acertadas que las otras, pero las toma. Y este es un momento crucial para la entidad de la capital de la Plana, para acabar de planificarse y pulir, con entradas y salidas, la plantilla. Sólo hay un objetivo que es salir de este pozo negro de la Tercera División (para otros equipos será un lujo militar en esta categoría, pero para el albinegro no, casi es una ofensa). Son cuatro años y el desgaste es excesivo, en todos los sentidos.
Ya llegará final de mayo para ver qué resultado nos da esta temporada 2014-15, y será cuando se pedirán responsabilidades, si es que hay que pedirlas. Pero este es el momento crucial porque hay tiempo para corregir errores. Y parece ser que se está por la labor de corregirlos. Se ha pedido, por parte del nuevo entrenador, un tiempo prudencial para instalarse, ver, analizar y actuar. Pues adelante.
Se están toman decisiones sobre la marcha, y las que se tomarán. Se apostó por un entrenador como Ramón María Calderé que se ha convertido en un hombre de club. Trabaja las veinticuatro horas del día para y por el Castellón. Tendrá sus virtudes y sus defectos, pero también toma decisiones. Y muchos. Las últimas han sido desprenderse de Alberto Ramos y de Chucky García. El primero se irá cedido y el segundo con la carta de libertad en la mano.
Calderé, al que uno aún recuerda por sus galopadas por la banda siendo jugador (santo y seña) del Barcelona, bigote incluido, no da abasto estos días. El domingo se estrenó ante la afición con un triunfo agónico ante el Novelda. Tiene tantas ganas de hacer cosas que las veinticuatro horas se le quedan pequeñas. Antes, Joan Esteva, al que no voy a discutir sus cualidades, tenía otra mentalidad y otro concepto. Casi que no sabía dónde estaba y a donde iba. El actual entrenador está mucho más implicado.
Es un momento crucial para este Castellón que ha iniciado la operación escalada en la tabla clasificatoria. Tres puntos los sumados el domingo y ahora a por tres más en el campo del Crevillente. Esta semana se irán del club dos jugadores (Alberto Ramos y Chucky) y desde el despacho Ramón Moya seguirá trabajando a destajo para acabar de cerrar el plantel con un delantero centro. La guinda para el pastel.
Y momento crucial para la afición. El domingo me sorprendió que después de los últimos desaguisados se acercara en tanto número (unos 3.000) a Castalia, teniendo en cuenta la mala trayectoria del equipo, con seis jornadas sin ganar, y por la tarde de perros que hacía (frío, viento y lluvia en abundancia). Fue la segunda mejor entrada de la temporada.
