Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y jubilado
Ante la incompresible “caza de brujas” emprendida por el mayor “muñeco diabólico” del mapa político español, contra su Majestad Juan Carlos I, he sentido el irrefrenable impulso de exponer sin rubor lo que los españoles les debemos a uno y a otro.
Por supuesto nadie es perfecto, ni siquiera los monarcas, pero no por eso tenemos que desacreditarles permanentemente y mucho menos por un pobre tullido argentino, que llego a España muerto de hambre y desamparado en su desgracia física personal.
Gracias a nuestro Régimen Constitucional, representado por su Majestad, ese ingrato inmigrante saturado de rencores y una mala leche congénita contra el mundo, tuvo todas las ayudas necesarias para disfrutar de una doble nacionalidad y un permiso de residencia aquí.
Y ahora nos encontramos con la curiosa circunstancia de que, aquel intruso (que no invitado), que en mi opinión es el peor o uno de los peores españoles del Siglo XXI, se permite descargar todo su odio, contra la Monarquía que le acogió y contra Rey Juan Carlos I.
Pero no crean que es sólo un odio personal, sino es la primera razón y más básica, para pretender instaurar en España de nuevo, una República que siempre nos llevó a guerras y confrontaciones entre los españoles a lo largo de casi un siglo y medio de Historia de España.
En vista de que nunca podría ser Rey, busca al menos poder llegar a Primer o Segundo Presidente de la Tercera República Española, con permiso de Pablo Iglesias, que ya ha comprendido muy bien, que es mejor ser multimillonario en la sombra, que un juguete roto como acabará siendo Echenique.
Sueños quiméricos, de un pobre desgraciado, que para dar ejemplo ni siquiera le pagaba la Seguridad Social a la persona que le ayudaba y atendía, según se publicó en su día.
¿Con qué derecho este mastuerzo, se ha permitido y se sigue permitiendo juzgar y condenar al Rey de España?
Todos sabemos cómo nació Podemos, como se hinchó como un globo y también como el globo explotó por obra y gracia de las conductas indecentes e incluso delictivas de algunos de sus más egregios representantes.
Pero aún quedan en la política española, parásitos como este pobre diablo, que vive como un multimillonario y no quiere renuncia a ese privilegio.
Y para eso, en vez de dedicarse a trabajar de una manera constructiva, para el progreso de España y de sus Instituciones, se dedica a demolerlas, con sus mentiras y sus verdades a medias que son la peor de las mentiras.
Por supuesto que D. Juan Carlos ha cometido errores a lo largo de las largas décadas de su reinado y muy particularmente al final del mismo.
Pero si ponemos en la balanza de su juicio, que gracias a él tuvimos una Transición impecable desde el Franquismo a la Democracia, que sus Gobiernos (tanto de derechas como de izquierdas) nos posicionaron durante unos años dentro de las diez democracias más ejemplares del mundo, con unas mejoras importantes en la calidad y nivel de vida de los españoles y un desarrollo industrial, comercial y turístico de primer nivel en el mundo, a mí personalmente, me parece injusta la saña tan ponzoñosa con la que este personajillo, pretende acabar con nuestra Monarquía.
Y como no puede encontrar ni un solo reproche a la labor de Felipe VI, que hasta el momento es impecable, como lo fue la de su padre en los primeros quince años de su Reinado, ahora recurre a la figura de su padre negándole el pan y la sal e intentando sacar solo los trapos sucios de su padre.
Lo siento Echenique, pero mi pregunta sería:
¿Qué has aportado tú de positivo a España?
Yo te lo diré.
Solo odio, rencor y mentiras.
Hasta la semana que viene amigos.
