Wenceslao Alós. Alcalde de Moncofa.
El presente de la provincia de Castellón y en especial de la Plana Baixa sería otro totalmente diferente sin la citricultura. Fueron familias de citricultores las que con su esfuerzo y trabajo más tarde desarrollaron la industria azulejera convirtiendo a Castellón, la Comunidad Valenciana y a España, con la suma de ambos sectores, un referente en lo que al comercio internacional se refiere.
Estamos en un momento crítico para la citricultura, y por tanto, para el futuro de la provincia. Después de una década de desastroso resultados económicos nos encontramos con la presencia de una plaga (el “Cotonet de Les Valls”) para el cual se ha eliminado el único tratamiento efectivo, el metil-clorpirifos. Su prohibición se ha llevado sin que la administración autonómica ni central hayan puesto ninguna alternativa efectiva al alcance de los agricultores y descartando su uso extraordinario, como si lo han hecho otros paises de la Unión Europea.
Durante el año pasado la Conselleria, encabezada por Mireia Mollà, ha dado recomendado protocolos a los agricultores que han resultado igual de caros que ineficaces. Mientras el ministro de Agricultura, Luís Planas, se niega a autorizar, con la complacencia de la Conselleria, el metil-clorpirifos de forma excepcional los agricultores pierden hasta la camisa.
Estamos ante un punto sin retorno, un sector que arrastra casi una década de malos resultados azotado por una plaga que provoca la perdida de una cosecha (que en algunos casos puede ser la tercera consecutiva) y una Consellera y un Ministro, cerrados ideológicamente, a dar una solución efectiva. La lucha biológica puede ser eficaz en unos años, sin embargo, en estos momentos no lo está siendo.
Ningún representante del sector citrícola puede dar por valida la prohibición del único tratamiento eficaz mientras es permitido en otros países de la Unión Europea. Si así lo está haciendo puede acabar dando la impresión de que no está al lado del sector citrícola sino al lado de una administración insensible.
Tanto la Conselleria como el Ministerio se han convertido en el principal aliado del “cotonet de les Valls”en su expansión por la provincia de Castellón. Mireia Mollà y Luis Planas luchan junto a esta plaga contra los citricultores de la plana.
Se debe volver a permitir el uso excepcional del metil-clorpirifos y la Conselleria y el Ministerio deben de asumir las indemnizaciones necesarias para evitar la ruina de miles de agricultores al habernos dejado indefensos. Y si la plaga arruina los campos de clementinas también deben de asumir las indemnizaciones necesaria a los agricultores por las pérdidas, no solo de sus cosechas, sino también de sus campos.
La situación es dramática y claramente ni la señora Mollà ni el señor Planas poseen ni un solo mandarino en la comarca de la Plana Baixa.