Sin agricultura y sin ganadería no hay vida. Pero sin los oficios tradicionales, los de siempre, no hay futuro. La sociedad española, pero sobre todo los jóvenes, vivimos en una dicotomía entre el mercado laboral actual y la oferta académica de nuestro país, y las administraciones públicas como garantes del interés general, deben actuar para paliar este problema que afecta a nuestro futuro.
Hacen falta personas para trabajar en la agricultura, en la ganadería, en la fontanería, en la hostelería, en el sector de la construcción o en el sector del transporte, entre muchos otros sectores, pero vemos que hay ciertos grados universitarios con excedencia de graduados, que luego tienen mucha dificultad para encontrar un empleo. Este es un reto apasionante para el futuro educativo y económico de nuestro país, pero hay que encontrar cuanto antes las sinergias que logren atajar con este problema. Es un reto que no solo es apasionante, si no también necesario.
Las administraciones públicas juegan un papel esencial para acabar con este problema, se tienen que dinamizar y promocionar estos oficios, y hay que invertir más en la formación profesional dual para formar a los jóvenes, una formación que roza casi el 100% de la empleabilidad. Todo esto en el PP lo tenemos muy claro, y será una de nuestras prioridades, ya que los sectores productivos nos trasladan sus peticiones y sus demandas; y una de ellas, es sin ninguna duda, la falta de mano de obra y de trabajadores.
Hay que apostar por la formación profesional como motor de creación de empleo, hay que fomentar el relevo generacional para todos los sectores y oficios, si no lo hacemos ponemos en riesgo nuestro presente y nuestro futuro.
