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viernes, 29 de marzo de 2024 | Última actualización: 14:20

Trío de damas

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En los últimos días se han descabalgado de puestos políticos de relumbrón, tres personas que desde su acceso a sus cargos, habían sido muy cuestionadas y que no despertaban grandes simpatías ni siquiera entre sus correligionarios, no digamos entre sus adversarios.

La antipatía que se labraron entre estos últimos no ha tenido nada que ver con los ceses o dimisiones. Más bien lo contrario. Los partidos no colocan en altos cargos a personas que susciten la simpatía de los partidos rivales. Como máximo nombran a políticos que puedan ser respetados por todos, lo que está resultando difícil en los tiempos que vivimos de convulsa vida pública.

Lo que lamento es que los tres políticos cesados son casualmente (?) mujeres con lo que el cupo femenino en la vida pública decaerá a menos que sean sustituidas por otras damas.

La primera caída, que estaba muy en entredicho desde hace mucho tiempo, fue la vicepresidenta de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra, la mujer fuerte de Compromis, tres veces imputada por haber protegido a su ex marido, Ramirez Icardi, por abuso a una menor de quince años, que se encontraba a su cargo en el Centro de acogida Niño Jesús de Valencia.

El ambiente debió ponerse muy borrascoso en el pacto del Botanic con miras a las próximas elecciones, para que Ximo Puig tuviera que desprenderse de este peso pesado de la coalición. Aunque las cosas no parecen haber cambiado mucho en el gobierno valenciano ya que la sucesora de Oltra, Aitana Mas, también como es lógico de Compromís, tiene una magnífica relación con su predecesora, como quedó de manifiesto en la tierna escena del relevo, y por supuesto hará todo lo posible por favorecer a doña Mónica.

La segunda caída ha sido la de la vicesecretaria general del PSOE, durante tres años portavoz parlamentaria del gobierno y últimamente negociadora principal en la mesa hispano-catalana. Más que preguntarnos por qué ha caído Adriana Lastra, deberíamos preguntarnos cómo llegó semejante personaje de muy escasos méritos -más que una lengua viperina- y ninguna preparación intelectual, a cargos de tal responsabilidad.

El cese/dimisión parece basarse en los evidentes desencuentros con el responsable de organización del partido, Santos Cerdán, que se puso muy de manifiesto en la debacle sufrida por el PSOE en las elecciones andaluzas.

Como hemos podido comprobar, las renovaciones en el sanchismo se han venido haciendo al compás de las elecciones autonómicas y de las sonadas derrotas en Madrid, Castilla-León y Andalucía, aparte de las ya añejas de Galicia y Murcia.

Escudarse en "motivos personales" y en un embarazo difícil es absurdo. La señora ministra de Igualdad debería haber hecho campaña para que ni Lastra ni nadie perdiera su puesto de trabajo por preservar su embarazo (y mucho menos por deshacerse de él). En fin, siempre tendrá su sueldo de parlamentaria que alcanzó por el voto asturiano en las últimas elecciones.

Por último, la tercera caída y muy esperada desde el día mismo de su nombramiento hace dos años y medio, fue la de Dolores Delgado, ex Ministra de Justicia y desvergonzadamente transferida a la Fiscalía General del Estado. La razón alegada ha sido graves dolencias lumbares que pueden ser inmovilizantes. Pero una vez más, el sanchismo hubiera podido esperar a su recuperación de no haber visto el cielo abierto con su marcha. No supondrá ésta grandes convulsiones ya que va a sucederle Álvaro García Ortiz, su segundo, que sin duda velará para que su ex jefa tenga un cargo acorde con sus méritos, que le llevaron a ser triplemente reprobada en el Congreso de los Diputados, en particular por su papel respecto a los golpistas catalanes.

  Hubiera podido haber una cuarta caída, la de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, investigada por haber concedido subvenciones a entidades afines a su partido, lo que envuelve cargos de prevaricación, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, fraude en la contratación y negociaciones prohibidas. Descuiden que todo quedó en agua de borrajas y la alcaldesa no solo salió exonerada de todos sus cargos sino que proyecta presentarse a reelección rebasando todos los límites, a fin de acabar su obra en la ciudad condal. Cabe preguntarse¿Qué obra?

Lástima, todo ha quedado en un nada despreciable trio de damas. Hubiera podido alcanzarse un poker.