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martes, 30 de abril de 2024 | Última actualización: 23:48

Sobre laboratorios, vacunas y política

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Miguel Bataller. Ciudadano del mundo y jubilado.

Partiendo del principio de la necesidad de vacunarnos todos, a fin de protegernos a nivel individual y colectivo unos a otros, nos encontramos con una serie de problemas de muy difícil solución, por no decir casi imposible.

Me viene a la mente el despropósito de las mascarillas de hace un año más o menos y toda la corrupción, manipulación, especulación y malversación de Fondos Públicos, que sufrimos entonces y muy probablemente volvamos a sufrir ahora, pero corregida y aumentada.

Entonces se trataba de un producto cuyo costo real era de pocos céntimos y el Gobierno pretendiendo favorecernos fijo un precio de 97 céntimos cuando ya en Portugal se vendían a 15 céntimos en lotes de 10 piezas.

Se creó un mercado negro de las mascarillas, que dejó en evidencia a nuestras administraciones públicas e hizo evidente la incompetencia del Gobierno que empezó diciendo que las mascarillas no eran necesarias y acabo delegando la responsabilidad del abastecimiento en las 17 Autonomías lavándose las manos y eludiendo responsabilidades como hace siempre, tras ser denunciadas las compras masivas por sociedades vinculadas a miembros del Gobierno o intermediarios afectos al mismo.

Ellos se quitaron esas pulgas de encima y tuvieron que salir a los mercados internacionales los responsables autonómicos, sin querer darse cuenta el Gobierno, que es norma comercial fundamental, que a mayores volúmenes de compras mejores precios se consiguen.

Ya sabemos y sabíamos entonces que de Economía ni Pedro, ni Pablo ni siquiera Iván, tienen la menor idea básica y fundamental, porque lo suyo es controlarlo todo sin asumir ninguna responsabilidad y así nos fue entonces y creo que mucho peor nos irá a partir de ahora con el tema de las vacunas, mucho más serio y transcendente.

Porque si el movimiento especulativo mundial en torno a un producto cuyo valor era de céntimos y su producción masiva se centraba en China con el caos que eso representaba, ante demandas multimillonarias del producto, ahora estamos hablando de un producto realmente imprescindible, cuyo valor multiplica por mucho el de las mascarillas y cuya tecnología para fabricarlo queda limitada a menos de una decena de empresas farmacéuticas o laboratorios casi todos occidentales, que son los que disponen de las pocas vacunas homologadas en todo el mundo y que van a estar sometidas a una presión enorme, para la fabricación de miles de millones de dosis, para poder vacunar en un corto espacio de tiempo a toda la humanidad, empezando por los países más desarrollados.

Como ya se ha hecho patente en el último mes, los grande laboratorios han empezado a jugar la partida que prefieren con las cartas que les convienen, demorando las entregas de partidas ya contratadas y comprometidas y calculo que en muchos casos total o parcialmente cobradas, destinando estratégicamente su producción y favoreciendo la logística de la distribución de sus existencias, en función de los precios pagados por cada cliente o de la solvencia de los mismos y precisamente por eso ya han empezado a oírse quejas de los clientes.

Dan prioridad a los más solventes y que más caro y mejor han pagado y esa y no otras, son las razones de que en el primer mes en España apenas se hayan vacunado un total de menos de 150.000 personas en primer término.

No sé si es por falta de suministros de vacunas o de la imprescindible previsión logística para poder vacunarnos, pero lo que si que tengo claro, es que a ese ritmo se necesitan veinte años para poder vacunarnos a todos los españoles adultos.

En Israel por poner el ejemplo contrario, ya han sido vacunados la cuarta parte de los israelíes a la misma fecha, es decir unos dos millones y medió que al ritmo que llevamos en España se necesitan 20 años para vacunarnos a todos los adultos, al ritmo actual.

A un ritmo similar han vacunado a sus ciudadanos los Emiratos Árabes Unidos, aunque es normal vista su poca población y sus enormes recursos económicos.

Países de muchas mayores dimensiones como Inglaterra y EEUU, que están sufriendo con singular virulencia la pandemia, también parece ser que han emprendido campañas de vacunas masivas y la “inmunidad del rebaño” (como suele llamarse ahora, tratándonos de ganado a los ciudadanos) se va a lograr a corto plazo.

¿Qué pecado hemos cometido los españoles para sufrir esta condena sin comerlo ni beberlo?
Simplemente tener el peor Gobierno de nuestra incipiente Democracia, en el peor momento, con esta pandemia, que se negaron a reconocer en origen perdiendo un tiempo imprescindible para detectarla.

Y si encima somos una Nación rota en diecisiete pedazos y quien tiene la responsabilidad de recomponerla, se empeña en dividirla y destrozarla, hundiéndola económica, social y financieramente, en estos momentos no tenemos, ni la solvencia ni el crédito necesario para acudir al mercado con garantías de ser atendidos prioritariamente y vamos a recibir las vacunas más tarde que nadie y con menos garantías que los demás.

Ármense de paciencia y recen mucho.

Hasta la semana que viene amigos.