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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 21:31

Respeto y tolerancia

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Begoña Carrasco. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castellón

Castellón necesita un cambio. Los castellonenses reclaman un cambio. Seis años después de las políticas de PSOE, Compromís y Podemos, nuestra ciudad asiste impotente a la deriva de nuestro querido Castellón, que no gana para disgustos. El último ha sido a cuenta de los libros de contenido LGTBI, que se han convertido en noticia de ámbito nacional e internacional.

Desde el Partido Popular no entendemos cómo para defender unos derechos hay que atacar otros. La estrategia es más que conocida. Los partidos de izquierda generan un problema donde no lo hay, para luego enfrentar a unos contra otros. O estás conmigo o contra mí. Ese es el modelo de ciudad que están propugnando. Sorprende que el Ayuntamiento de Castellón se lave las manos para reivindicar los asuntos que son importantes para los castellonenses, alegando que no tiene competencias sobre la materia. Ni de Sanidad ni de Educación. Pero en cambio, no preguntan a nadie a la hora de distribuir una veintena de libros ni consultan a los padres si están de acuerdo que sus hijos puedan acceder a publicaciones que recogen expresiones que son ofensivas desde el punto de vista religioso, de alto contenido sexual, el consumo de drogas en las relaciones de pareja o que encumbran determinadas opciones políticas.

Sí a los derechos de las personas LGTBI, pero sí también al respeto y la tolerancia. La libertad es igual para todos. Y los derechos son iguales para todos. Todos están al mismo nivel, ninguno puede estar por encima de otros. Y también defendemos el derecho de los padres a que puedan elegir la educación de sus hijos. Los niños son de los padres, no del Gobierno, y las familias tienen derecho a poder decidir. Porque en los colegios se enseña, y en casa se educa.

Lamentablemente, PSOE, Compromís y Podemos han abonado a la ciudad de Castellón a la polémica. La última ha sido los libros LGTBI, pero todavía colea su deseo de borrar del callejero de Castellón las personas ilustres de denominan a una decena de calles y plazas, tachando de franquistas a personas que lo único que hicieron fue trabajar por la ciudad. También conocemos su obsesión por derribar el símbolo cristiano de la cruz del Ribalta, la imposición de la denominación del topónimo de la ciudad solo en valenciano. Sin olvidar que la vicealcaldesa jugaba al tetris con la cruz invertida de los católicos o ubicaban las iglesias de la ciudad sobre el mapa de Castellón ilustrándolas con una media luna árabe.

Castellón y los castellonenses no necesitan polémicas. Ni enfrentamientos, ni conflictos. Necesitan medidas que permitan atender a las familias que no llegan a final de mes y tienen que acudir a las colas del hambre, que se paguen menos impuestos para que los castellonenses puedan disponer de más recursos propios, políticas activas de empleo que rebajen las listas de 15.000 parados que ahora hay, más inversiones y más servicios, o facilidades para poder contactar y realizar trámites con un Ayuntamiento que ahora mismo tarda un mes en atenderte por primera vez. Eso son las prioridades de los castellonenses. Frente a las heridas, bálsamos; frente a los conflictos, unidad; frente a los problemas, soluciones. Frente a la división, tolerancia y respeto. Para todos.