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viernes, 5 de diciembre de 2025 | Última actualización: 22:44

Si de verdad dices que las personas son lo más importante... Entonces, ¿por qué no lo demuestras?

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Dime una cosa, ¿eres de las empresas que dicen y presumen de poner “a las personas en el centro”?

Conozco a muchas que sí. Que lo repiten en las memorias anuales, en los valores corporativos, en las presentaciones de Recursos Humanos… Pero cuando preguntas a los equipos cómo se sienten, el resultado es muy decepcionante:

👉 El 76% de los profesionales afirma no recibir reconocimiento explícito por parte de su mánager.

Ni un “buen trabajo”, ni un “gracias por el esfuerzo”, ni un “sin ti no lo habríamos conseguido”. Nada. Silencio administrativo.

Y claro, luego nos sorprende que baje la motivación, el compromiso o el sentido de pertenencia.

Todavía seguimos sin comprender que el reconocimiento no es un “extra”. Es el combustible invisible de la motivación. Porque no hay salario emocional más poderoso que sentirse visto, valorado y apreciado.

Ahora eso sí, la mayoría de los managers son expertos en detectar errores, pero no en reforzar aciertos. Lo paradójico de todo esto es que reconocer no cuesta dinero, pero sí requiere atención y empatía.

Otra de las cuestiones que no debemos obviar es que el reconocimiento verbal debe ir acompañado también en ocasiones de recompensas económicas suficientes. Y es que los bonus, las primas o las comisiones son importantes, claro que sí. Pero cuando la variable es simbólica o inexistente, el mensaje es claro: tu esfuerzo no tiene retorno.

Y eso erosiona la confianza y el rendimiento a la larga.

Otro de los problemas que veo en las organizaciones es la falta de reconocimiento interdepartamental. ¿Cuántas veces un equipo logra un gran resultado, pero solo lo celebra internamente? El trabajo queda invisible para otros departamentos o incluso para la dirección.

Luego, aunque en menor porcentaje están quienes sí reconocen pero lo hacen tarde. El reconocimiento, para que sea efectivo, debe ser inmediato, concreto y sincero. Y ojo, reconocer no es halagar. Reconocer es ver, valorar y dar feedback positivo.

No se trata de regalar oídos, sino de reforzar comportamientos deseados.

El reconocimiento bien hecho convierte un logro en aprendizaje y un trabajo bien hecho en motivación para el siguiente.

¿Sabes cuál es la diferencia entre un jefe y un líder?

👉 El jefe señala el fallo.

👉 El líder celebra el avance.

Para finalizar, déjame compartir contigo un paralelismo que muchas veces explico en las empresas y que nunca falla:

Cuando tu hijo llega a casa con buenas notas, ¿qué haces?

Lo felicitas, lo abrazas, lo miras con orgullo. No porque lo necesite, sino porque lo merece, ¿verdad? Ahora piensa en tu equipo. Si de verdad crees que “las personas son lo más importante”, ¿por qué cuesta tanto mostrarlo?

Porque reconocer no es un acto de debilidad. Es un acto de liderazgo.

Y en un mercado donde el talento escasea, el reconocimiento es la mejor herramienta de fidelización que tienes a tu alcance. Y además es gratis. Así que, la próxima vez que un colaborador haga algo bien, no esperes a la evaluación anual. Mírale a los ojos y dile de corazón: “Gracias”.

No cuesta nada.

Pero vale muchísimo.

www.javiergimenezdivieso.com