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domingo, 28 de abril de 2024 | Última actualización: 01:28

Peregrinación diocesana a Lourdes

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El próximo fin de semana, nuestra Diócesis peregrinará un año más al Santuario
de Lourdes. Esta vez, ante la imagen de la Inmaculada en la Gruta, recordaremos la
misión que la Virgen encomendó a Bernardita, el 2 de marzo de 1858: “Vaya a decir a
los sacerdotes que se construya aquí una capilla y que se venga en procesión”; y más en
concreto, nos centraremos en la segunda parte de sus palabras: “que se construya aquí
una capilla”. Bernardita cumplió la misión que la ‘Señora’ le había encargado, se dirigió
al párroco de Lourdes, y poco después comenzó la construcción de la capilla. ¿Cuál es
su significado?

La construcción de la capilla requiere unas bases. En este lugar, la base existe. A
nivel material es la Gruta, cuyo centro y tesoro es la fuente, sobre la que se construirá la
capilla: la Basílica de la Inmaculada Concepción. En el plano espiritual, la base de la
capilla y, por tanto, de toda peregrinación a Lourdes, es el contenido de la relación que
la Virgen entabló con Bernardita. Este contenido es la gracia que Dios da a la Virgen
María, la ‘Inmaculada Concepción’: Dios la llena de su gracia para que la difunda
ampliamente en la Gruta de Lourdes a todos los peregrinos.

El gran milagro de Lourdes no son tanto las curaciones de algunas personas, sino
la aceptación de la gracia de Dios que una multitud de enfermos y peregrinos recibe a
través de la Virgen. Su fruto es la conversión, es decir, la vuelta de la mirada y del
corazón a Dios, la aceptación de la salvación ofrecida por Cristo Jesús y el cambio de
vida. Es la gracia propia del Santuario. Es la gracia inicial del Evangelio: “Convertíos,
porque el Reino de los Cielos está cerca” (Mt 3,2).

La petición de la Virgen de construir una capilla tiene como fin que la Gruta se
convirtiera en santuario y en lugar de peregrinación, donde se pudiera rezar y celebrar
los sacramentos de la Eucaristía y de la Misericordia. A esto se une la ‘procesión’ que,
para Bernardita, era la marcha con los demás en recogimiento y oración silenciosa desde
su casa hasta la Gruta, como preparación para el encuentro con la ‘Señora’, y luego el
momento de acción de gracias al final del mismo.

Además la Virgen añadió el gesto específico de la Gruta de Lourdes: “Vaya a
beber y a lavarse en la fuente”. Este gesto ilumina los actos de la piedad popular y de
los sacramentos, fuente de purificación, de vida y de gracia. Al gesto del agua se unen la
roca y la luz, que introducen en el Misterio pascual, de la muerte y resurrección de
Jesús. Cristo resucitado es la roca sobre la que fundamenta nuestra fe y la luz para el
mundo. La capilla abre a la celebración de los sacramentos de la Iglesia y a participar en
su vida y en su misión de anunciar el Evangelio y llevar al encuentro con Cristo.