Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
Llegadas las Navidades, es el momento de hacer el Balance Anual de nuestras vidas, y ver si hemos llegado a cumplir los objetivos personales o nuestro compromiso social con el mundo que nos rodea.
Cuando estamos en plena vida laboral, todo eso es más cuantificable y en esa época para mi era primordial conocer la opinión personal y profesional que tenían sobre mí las personas encargadas de evaluar mi labor en la empresa.
Desde entonces he comprendido que en nuestra vida, debemos de someternos nosotros mismos a una evaluación al llegar cada Diciembre, y repasar si nuestras actitudes y sentimientos han sabido acomodarse en todo momento a la más pura lógica y ética en nuestra conducta.
Y sin pretenderlo, me viene a la memoria una estrofa admirable aprendida en mis años de bachiller, sin duda de algún místico que no consigo recordar y decía así:
“Un año más, no mires con desvelo,
la carrera veloz del tiempo alado,
que un año más en la virtud pasado,
un paso es más, que te aproxima al cielo”
Se me hace necesario cambiar la palabra “virtud” por ”ética” ya que no soy un virtuoso sino un ser humano lleno de limitaciones y defectos propios de esa condición, pero en lo más profundo de mis convicciones, entiendo que la ética es un valor irrenunciable que debemos de respetar y considerar todos los hombres independientemente de nuestras creencias religiosas.
Y la madurez por muy impulsivos que hayamos sido de jóvenes (yo lo he sido mucho) nos enseña a ponernos en el sitio de los demás.
A tratar de comprender sus decisiones, dentro de nuestros propios parámetros.
Y por eso llegado este momento, quiero desde éste medio que me ha permitido expresarme con absoluta libertad durante muchos años, disculparme ante quienes se hayan sentido ofendidos con sus razones, por mi excesiva exigencia al juzgar sus opiniones, conductas o actitudes
No renuncio a ninguna de mis convicciones, ni a ninguna de mis opiniones, basadas todas ellas en los datos que han obrado en mi poder en cada momento.
Pero estoy dispuesto a admitir que quizás no dispusiera yo de toda la información que ellos tuvieran para tomar sus decisiones, y actuar como actuaron.
Y por si eso fuera así, me disculpo y quiero desearles toda la Paz y Felicidad que merezcan en conciencia tanto a quienes me han leído y coincidido conmigo, como a quienes desde la disparidad de criterios han mostrado su discrepancia razonándola y apoyándola en argumentos tan validos como los míos.
Carezco de cualquier autoridad moral para juzgar a nadie, pero dispongo de toda mi libertad para exponer mis puntos de vista con nitidez y es lo que suelo hacer en cada columna en honor de quienes me han invitado a expresarlos desinteresadamente.
No vean en mí un enemigo nunca, porque no me siento enemigo de nadie.
Intenten ver a una persona con una mochila saturada de experiencias y vivencias a lo largo y ancho del mundo, que solo pretende que les sirva a los demás lo vivido y aprendido por mi a lo largo de mi vida.
Cada uno elabora lo que vive, ve, siente y observa con sus propios sentimientos.
Y lo que ustedes han leído y seguirán leyendo en mis artículos, es simplemente mi experiencia analítica de todo lo que he conocido o vivido.
Por lo tanto y como despedida de este difícil año 2014 solo me queda desearles:
Que sus sueños se vean cumplidos, sus ilusiones realizadas y su salud física y mental les acompañe en 2015 a todos ustedes y a sus entornos familiares.
Les espero de nuevo, pasado el Año Nuevo.
