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viernes, 19 de abril de 2024 | Última actualización: 00:44

Cuando los ‘malos’ se tapaban la cara

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Luis Andrés Cisneros.

Todos tenemos recuerdos de la infancia o la adolescencia que, de vez en cuando (conforme vas creciendo en edad, aumenta la frecuencia de visionado de los recuerdos), reaparecen, de manera diáfana, en nuestras mentes.

Desde nuestros primeras balbuceos, hasta el recuerdo de nuestra infancia, nuestros primeras días de colegio, nuestro primer amor y todas aquellas vivencias que han conformado, a lo largo del paso del tiempo, nuestra personalidad y los valores que conservamos para hacer que nuestra vida y la de los que nos rodean, sea lo más placentera y agradable posible.

De todas las imágenes que yo, de manera particular, más recuerdo y que forjó mi forma de actuar, estaba aquella visión que, en el NO-DO primero y, ya más en época juvenil, me impresionaba y era esa en la que el detenido, por cualquier delito, tropelía o incumplimiento de la Ley, cuando era detenido por la Policía o la Guardia Civil (entonces no existía el pomposo  y excesivamente largo nombre de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado), pedía que le taparan la cara, ya que era tal la vergüenza que pasaba, que prefería que ni él ni su familia tuvieran que pasar por la afrenta de que se les reconociera. Por cierto, así pensaba también mi padre, un buen hombre.

Sin previo aviso y sin que nadie lo hubiera anunciado con antelación, de repente, un día, me encontré ante el televisor y contemplé atónito, como un delincuente iba detenido por la Policía (perdón, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado) e iba a cara descubierta, con mirada altiva y desafiante, incluso sonriente, mientras que los que lo llevaban detenido iban con la cabeza tapada.

En ese preciso instante pensé ‘algo no va bien, algo no funciona’. Me parecía extraña esa visión, que rompía con todo lo que había ocurrido a lo largo de la historia y que anunciaba, de manera palmaria, lo que se nos avecinaba, ante la mirada complaciente de los que nos ¿gobiernan?

Cuando empecé a preguntar mis conocidos, amigos o gente en general, y siempre decían lo mismo: ‘eso se hace para preservar la identidad y la vida de los que tienen que defender a la sociedad’. Curiosa definición, dicho así, parece que quien delinque está protegido y quien tiene que velar por el orden no. Como diría aquel político en el Congreso: ‘Manda Huevos’.

Y claro, eso ha contribuido a que la gente perciba que ir detenido o acudir a un juicio como acusado o imputado o como quieran llamarlo (hay que ver la de palabros que se inventan para distorsionar la realidad) es casi un auténtico privilegio. No me extrañaría que, dentro de poco, esté incluso subvencionado o se den cursos (¿qué sindicato los impartirá?) para conseguir un título de delincuente con ‘pedigrí’. De ahí a dar un Master de Chorizo, hay sólo un pequeño paso.


Repasando un poco los últimos tiempos podemos ver la colección de impresentables, mentirosos, amigos de lo ajeno y delincuentes que desfilan delante de las cámaras con altivez y hasta esbozando una sonrisa.

Uno llega a la conclusión de que, efectivamente, ser detenido es un plus de clase y de ‘glamour’, Vean la cantidad de auténticos chorizos (más bien habría que llamarlos carne mechada) desfilan a diario por los distintos canales de televisión, donde parece que se ha establecido un campeonato a ver quién es más robaperas.

Veamos las caras tan impertérritas de todos los implicados en los ERES de Andalucía, en cualquiera de las tramas en las que todos los partidos, salvo VOX se han llenado los bolsillos a costa de su dinero, del mío y hasta del futuro del bienestar de sus nietos y bisnietos.

Pero no pasa nada. Los que falsifican títulos, los que hacen tráfico de influencias, los que se ciscan en el intelecto de los españoles, tienen una patente de corso, todo lo que hacen es gracias a que pueden y a que no les pasa nada.

Los terroristas, sus amigos y los que les apoyan, los antiespañoles, los que amenazan, los que insultan, los que vejan, los marxistas, los comunistas y los descerebrados, pueden ir a cara descubierta.

Aquellos que se juegan la vida para que se cumpla el orden, Guardia Civil, Policía Nacional y Policías Locales, tienen que ir con la cabeza tapada, puteados, así digo bien puteados por las mismas Administraciones. Vean lo que ocurre en las fronteras de Ceuta y Melilla, donde el gobierno actual deja a los pies de los caballos a los que defienden a nuestras gentes y a nuestro país.

Pero eso no les preocupa, sólo les interesa romper España y mantener, como mal menor, las Autonomías para que el chollo del enchufismo no se acabe, lo demás es poco o nada importante.

Si mi padre levantara la cabeza, no entendería nada y me preguntaría ¿Qué ha pasado, hijo? Me pondría en un aprieto, no sabría que responderle y que no le asqueara.

Ahora se tapan la cara los 'buenos'. Los 'malos' son los que mandan el cotarro, vean sino, al edil por Castellón, García, que ensalza a aquellos que dedican su vida a loar a los terroristas y atacar a los policías. Menos mal que aún nos queda VOX.