Por Vicente Pallarés. Alcalde de Sant Joan de Moró y diputado provincial.
Los alcaldes, especialmente si presidimos la alcaldía de pequeños municipios, estamos en contacto directo con nuestros vecinos, somos conocedores de sus problemas, de sus necesidades y de sus inquietudes. Es, prácticamente, una relación de persona a persona, sin intermediarios. Ser alcalde es un privilegio porque te permite trabajar por y para las personas.
Desde mi llegada a la alcaldía de Sant Joan de Moró en 2011, las puertas de mi despacho siempre han estado abiertas para todos los vecinos. Es más, mi despacho está en la calle, que es donde la comunicación es más fluida y directa, donde mejor se perciben las necesidades de los vecinos.
Como alcalde apuesto, y de una manera decidida, por la escucha activa que me permite conocer lo que quieren y lo necesitan los vecinos. Desde el minuto cero he dedicado tanto mi gestión política como administrativa al frente del Ayunyamiento de Sant Joan de Moró a solucionar los problemas –pequeños y grandes- de los ciudadanos, y a mejorar, día tras día, su calidad de vida a todos los niveles.
Una política que, sin falsas modestias, ha permitido a nuestro pueblo evolucionar –y mejorar- de manera muy rápida en la última década. Una forma de hacer política que se ha traducido, por ejemplo, en la construcción de un tanatorio municipal, la puesta en marcha del proyecto del nuevo colegio o el acuerdo con la Generalitat Valenciana para construir una residencia para la Tercera Edad, un proyecto histórico para los vecinos de Sant Joan de Moró. Se trata de un nuevo e importante paso más en la consecución de inversiones para garantizar el mejor futuro posible para Sant Joan de Moró.
El ambicioso y necesario proyecto de construir una residencia para mayores dependientes es el resultado del trabajo realizado por todos los hombres y mujeres que conformamos el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Sant Joan de Moró. Es el fruto de la suma de todos. Es, también, el privilegio de trabajar por y para tu pueblo.
