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martes, 11 de noviembre de 2025 | Última actualización: 12:15

Misioneros de esperanza

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Este domingo, 19 de octubre, celebramos en toda la Iglesia católica la Jornada Mundial de las Misiones bajo el lema “Misioneros de esperanza entre los pueblos”.

En nuestro mundo hay síntomas claros de falta de esperanza. El hombre y la mujer de hoy tienen miedo al futuro. Se percibe el agotamiento de una civilización basada en el desarrollo ilimitado, en la expansión técnica y en una visión del ser humano, que se quiere crear a sí mismo. Vivimos amenazados por guerras cercanas y lejanas, catástrofes naturales y crisis recurrentes. En el mundo desarrollado avanza la desorientación, la falta de sentido de la vida y de acogida de la vida humana, la soledad no deseada, el abandono de los ancianos y la falta de solidaridad. Cada vez aparece más la codicia que genera egoísmos, guerras, hambrunas y desplazamientos.

Tampoco la Iglesia está libre de peligros que la debilitan en su tarea evangelizadora. Sin darnos cuenta, nos vamos alejando de Cristo Jesús que da sentido a nuestra vida y esperanza a nuestra misión. Cerrados en nuestros pequeños espacios, olvidamos la llamada que Cristo hace a su Iglesia de ser sal de una esperanza que no defrauda y dar testimonio de ella mediante una vida fraterna y misionera.

El Domund recuerda a toda la Iglesia nuestra vocación fundamental a ser mensajeros de esperanza, anunciando a Cristo: Él es la esperanza que no defrauda. Antes de nada hemos de centrarnos en Cristo, muerto y resucitado, para la vida del mundo, y avivar nuestra fe en Él y la vida cristiana, personal y comunitaria.

Jesús es también el modelo supremo para todos aquellos que llevamos adelante la misión recibida de ser sus testigos hasta el fin del mundo, incluso en las pruebas extremas. Jesús “pasó haciendo el bien y curando a todos” del mal y del Maligno (cf. Hch 10,38), devolviendo la esperanza en Dios a los necesitados y al pueblo. Como Cristo, también sus discípulos hemos de prolongar la misión que Él nos ha confiado ofreciendo la vida por todos en medio de las gentes.

Jesús llama a sus discípulos a ponernos en camino tras sus huellas para ser, con Él y en Él, mensajeros de esperanza para todos, en cada lugar y circunstancia; y hacerlo como Jesús, compartiendo las condiciones de vida concretas de las personas y siendo constructores de esperanza con acciones concretas por la paz, por la apertura a la vida, por los encarcelados, los enfermos, los jóvenes y los ancianos, por los migrantes y refugiados, y por los pobres y necesitados.

Así lo hacen tantos misioneros que, siguiendo la llamada de Jesús, han ido a otros países para dar a conocer el amor de Dios en Cristo. Con la fuerza del Espíritu Santo y el compromiso cotidiano son misioneros de la esperanza que nos concede Jesús, el Señor. En este día los tenemos especialmente presentes en nuestra oración y les mostramos nuestra solidaridad siendo generosos en la colecta de este día.