Enrique Domínguez. Economista
Ya tenemos los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre en el que, a los días de máximo confinamiento han seguido las semanas de paulatina desescalada y, también, de progresiva incorporación de los sectores no esenciales a la actividad que, en ningún momento, ha alcanzado los niveles normales en estos meses.
Por lo anterior y, sobre todo, por el elevado número de trabajadores y autónomos incursos en Ertes, que han superado con creces la cifra de cuarenta mil en la provincia y que, también paulatinamente, van reincorporándose a sus puestos, la tasa de paro de la población activa, no se ha disparado.
Sin embargo, las tasas alcanzadas en este segundo trimestre, tanto en Castelló como en la Comunitat Valenciana y en España, registran un comportamiento preocupante y que puede presagiar lo que se puede avecinar.
En las tres áreas la tasa de paro se ha incrementado respecto a la del primer trimestre cuando, lo habitual en años anteriores es que sea inferior porque se inician actividades, como el turismo, que incrementan el número de contrataciones.
Si nos centramos en la tasa de cada una de las tres provincias de la Comunitat, se constata que la de Castelló es inferior a la de València y Alacant precisamente por la menor relevancia de la actividad turística, que es una de las que más ha notado la paralización primero y, luego, el temor ante la evolución de esta crisis sanitaria.
El hecho anterior no es motivo para dejar la actividad turística castellonense como está, sin apenas cambios o incrementos en los últimos cuarenta años; en mi opinión, debe desarrollarse y, sobre todo desestacionalizarse e incrementar su actividad, lo que implica mayor formación y mayores niveles de calidad en la clientela. Pero sin caer en el error de sobredimensionarla.
Sigue siendo fundamental el incremento de la reindustrialización y de todo lo relacionado con la investigación, el desarrollo y la innovación, en los sectores económicos actuales y en los emergentes; estas son acciones de futuro. Ya lo hemos comentado en ocasiones anteriores.
Teniendo siempre presente que se trata de datos procedentes de una encuesta, la EPA de este segundo trimestre refleja un descenso del número desocupados respecto al primero de 8.600 personas, mientras en este respecto al cuarto de 2019 el retroceso fue ya de 3.200 personas. Y esto va ligado a la disminución de los activos en similares intervalos en 8.000 y 3.200 personas, respectivamente. Y al incremento de las personas inactivas en 9.000 respecto al primer trimestre y de 4.400 en este respecto al cuarto de 2019.
Por sectores, es interesante constatar que en este segundo trimestre respecto al primero se han dado aumentos de parados en agricultura (900 personas), industria (800 personas) y, principalmente, en servicios (3.700 personas) si bien en construcción, que fue la primera en reanimarse con cautela, no se han dado incrementos, siempre según la encuesta. En cambio, se ha producido un descenso en el número de personas que buscan su primer empleo en 4.700 lo que señala la preocupante problemática del mercado de trabajo.
¿Qué presagian los datos de esta EPA? El tercer trimestre,habitualmente, ofrece tasas de paro más favorables que las del segundo. Eso en circunstancias normales, incluso en la anterior crisis económica. Ahora las circunstancias son diferentes pues la crisis económica depende del agravamiento o no de la crisis sanitaria, de la vuelta a las primeras semanas de desescalada o del control de los rebrotes. Los niveles de responsabilidad actuales no presagian demasiadas alegrías. Quisiera creer que no se acentuarán las dificultades sanitarias y,por ende, mucho más las económicas. Pero lo dejo aquí. ¿Y ustedes qué opinan?
