Carlos Laguna renunció por sorpresa el jueves por la tarde al acta de diputado autonómico socialista por Castellón con su peculiar estilo, acaparando la dosis justa de protagonismo que se presupone a quien, sin duda, es un tipo especial.
El ya exdiputado dejó atónitos a propios y extraños porque sucedió algo que no sospechaban ni sus amigos, ni sus compañeros de bancada, con los que había compartido una intensa sesión parlamentaria.
Aunque no es Pedro Sánchez, Laguna también sabe de golpes de efecto. De buena mañana anunció en sus redes sociales que cumplía 70 años y luego irrumpió con pasteles en las Cortes para celebrar con su grupo tan redondo aniversario. Así son los genios.
Lo que es evidente es que Carlos Laguna es una persona diferente. Quizá por ello el Partido Socialista tardó tantos años en incorporarlo. De hecho, su entrada en la lista autonómica se produjo en 2019, cuando ya estaba jubilado. Ha sido el mejor fichaje de un independiente realizado por Ximo Puig porque Laguna tiene la capacidad de aportar votos de la discapacidad y de otros sectores. Además, es una persona que cuando da un paso, lo hace con todas las consecuencias y la máxima implicación.
Genio y figura, pese a caminar con muletas, ha llegado a realizar a pie todo el trayecto de una manifestación del 1 de mayo en Castelló. Y en 2022 condujo con una cadera rota y fuertes dolores para llegar a un acto en Montanejos en el que había sido requerida su presencia.
Ha sido tanta la dedicación, que en tiempo récord consiguió ganarse el reconocimiento de una organización a la que quizá llegó con la vitola de 'sospechoso', que es lo que suele suceder cuando de repente alguien que no es militante entra en una lista en la que muchos quieren estar.
Unas reticencias que supo vencer con trabajo y cercanía.
Y es que Laguna es mucho Laguna, sin él sería imposible entender la envergadura y la capacidad de influencia social y política que hoy tienen Cocemfe Castellón y Cocemfe Comunitat Valenciana. Sin su insistencia tampoco se habrían derribado tantas barreras arquitectónicas y mentales.
Es un tipo que me honra con su amistad desde hace 31 años, a pesar de que en nuestra primera vez se lo hice pasar mal. Fue en Casa Teresa, donde me invitó a comer. Allí me presentó a Tasio, una celebridad cultural de la época en Castelló. A Carlos le quedó demudada la color cuando tras presentarme al artista osé preguntar si se trataba de "un pintor de brocha gorda o de los que pintan cuadros".
Fue un inoportuno pecado de juventud que Laguna supo pasar por alto.
Ahora cabe esperar que el Partido Socialista comprenda que aunque fuera de las Cortes Valencianas, Carlos sigue siendo uno de sus principales activos.
