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sábado, 27 de abril de 2024 | Última actualización: 18:09

La piel que esconde la esclerodermia

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La esclerodermia, también conocida como esclerosis sistémica, afecta principalmente a la piel, aunque su afectación puede ir más allá de este tejido y extenderse a otros órganos del cuerpo como pulmones, corazón, aparato digestivo, riñones e incluso el hígado, entre otros. Se estima que esta enfermedad de origen desconocido tiene una prevalencia entre la población que afecta a una de cada 50.000 personas.

Cada 29 de junio se celebra el Día Mundial de la Esclerodermia y desde la Sociedad Valenciana de Reumatología queremos visibilizar esta enfermedad y aprovechar estas líneas para poner el foco de atención en la importancia de realizar un diagnóstico precoz de esta patología reumática y en la necesidad de continuar con la investigación médica para avanzar en el tratamiento de esta patología, y del resto de enfermedades reumáticas. 

La esclerosis sistémica genera una alteración en el colágeno que produce el cuerpo, lo que deriva en que la piel o el tejido se endurezca. En función de su extensión en el cuerpo, esta patología se clasifica como esclerosis sistémica difusa o esclerosis limitada. Será el reumatólogo o la reumatóloga los que deban determinar el alcance de la patología y poner el tratamiento adecuado para mitigar los síntomas de esta enfermedad en el paciente.

Aunque esta enfermedad puede surgir en cualquier momento, su aparición suele relacionarse con más frecuencia entre las mujeres de mediana edad. Su incidencia está asociada, por otra parte, a algunos hábitos y factores como el consumo de tabaco, la exposición al frío o el estrés y ansiedad. Asimismo, el consumo de determinados fármacos pueden producir el empeoramiento de los síntomas, por lo que se debe consultar antes al reumatólogo.

Desde la Sociedad Valenciana de Reumatología recomendamos que los pacientes con esclerodermia cuiden especialmente su piel, ya que la acumulación de fibras de colágeno hace que la piel se endurezca. Dicho endurecimiento puede conllevar a una limitación en el movimiento de las articulaciones y a una sequedad extrema de la piel. Por ello, resulta fundamental mantener una hidratación e higiene de la piel correcta.

En general, la práctica de deporte está recomendada en los pacientes reumáticos, y en el caso de los pacientes con esclerodermia es igualmente esencial. Mediante la práctica de ejercicio el paciente puede mejorar la agilidad en sus articulaciones. A la hora de practicar deporte es también importante que el paciente adapte la intensidad del ejercicio a su estado físico, sin realizar esfuerzos excesivos. La actividad de fisioterapia además puede contribuir a potenciar la movilidad en las articulaciones y la cara.

Hay otros aspectos como la tensión arterial que se deben controlar y tener en cuenta a la hora de manejar esta enfermedad. Aunque no suele ser habitual, en algunos pacientes produce hipertensión arterial, algo que si no se controla debidamente puede llegar a dañar los riñones hasta el punto de provocar una insuficiencia renal. Un hábito sencillo y fácil como es controlar la tensión puede ayudar a detectar la hipertensión y a prevenir consecuentemente este problema.

El Día Mundial de la Esclerodermia nos invita a ponernos en la piel de estos pacientes, y nos anima a ayudarles y asesorarles para que disfruten de la mejor calidad de vida posible. La piel que esconde la esclerodermia, que produce en aquellas personas que la padecen es una piel dura, pero que con el tratamiento adecuado puede mejorar. Desde la Sociedad Valenciana de Reumatología continuaremos hablando de sus síntomas para difundir su conocimiento y concienciar sobre esta patología a la sociedad.