Por Begoña Carrasco. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castellón. Presidenta del PP de Castellón de la Plana
Pérdida de ilusión y de confianza. Estos son los dos argumentos que ha utilizado el que fuera concejal de Hacienda y de Seguridad Ciudadana en Castellón, David Donate, hasta hace una semana, para anunciar que ha presentado su dimisión. Lo ha hecho con un sonoro portazo, en un escrito que dice más por lo que calla u obvia que por lo que se lee.
El golpe al salir ha tambaleado una vez más el frágil equilibrio que unía a PSOE, Compromís y Podemos en el Ayuntamiento de la capital de la Plana, pero sobre todo ha hecho añicos la unidad de cara a la galería de un grupo socialista que todos en los mentideros saben que no existía.
El gobierno tripartito de Amparo Marco ha convertido el Ayuntamiento de Castellón, la casa de todos los vecinos, en un auténtica Casa de los Líos. La legislatura, reedición del pacto de gobernabilidad de la izquierda, nació torcida, y torcida sigue. El barco hace aguas y los marineros no han dejado de saltar durante todos estos siete años, conscientes de que no hay ni rumbo ni capitán. Lo venimos advirtiendo desde hace muchos meses.
Desde el mayor de los desacuerdos desde el punto ideológico, expreso mi respeto al concejal David Donate, por haber querido dedicar su tiempo a trabajar por la ciudad. Pero es evidente que su dimisión es la muestra más evidente de que el gobierno de Castellón está en descomposición. El problema es que sus peleas internas, sus desacuerdos, sus enfretamientos, no pueden arrastrar a los castellonenses. Ni desde el PP lo vamos a permitir.
La sala de máquinas del gobierno municipal está colapsada. Cada año sobran medio centenar de millones de euros que se recaudan pero no se invierten. Por el contrario, se invierte en lo que los vecinos no han pedido y no quieren, caso de la reforma de la Avenida Lidón o la Plaza La Paz. La organización de las fiestas ha sido un desastre, y por eso hemos pedido responsabilidades que la alcaldesa Amparo Marco no ha asumido en el último pleno extraordinario. Los índices de inseguridad ciudadana no dejan de crecer, con los delitos disparados un 30%. Tampoco llegan las oportunidades a Castellón, porque la atención sanitaria sigue colapsada, ni se ha creado ni una sola plaza nueva de atención a mayores o se ha culminado ningún colegio.
Castellón está funcionando por inercia. La que generan los 1.300 funcionarios de la capital, que cada día levantan la persiana. Pero los castellonenses se merecen mucho más. El gobierno más caro de la historia ya es el más inservible. No solo no resuelve los problemas de los castellonenses, es que les crean nuevos donde no los habían. Ya hemos tenido suficiente con la pandemia de Covid. Los vecinos no necesitan que el gobierno municipal contagie su “pérdida de ilusión y confianza” al conjunto de nuestra ciudad.
Hace falta un cambio. La ciudad no necesita conflictos, polémicas o líos. Desde el PP vamos a seguir haciendo una oposición responsable y constructiva, como nuestra propuesta de rebajar en 9,4 millones de euros los impuestos para el año 2023. Hay mucho trabajo por hacer porque en 7 años se ha hecho muy poco y la situación es muy complicada. Es hora de pasar página.
