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jueves, 5 de diciembre de 2024 | Última actualización: 23:11

El exceso de grasa abdominal aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o diabetes

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Sandra Ortega, ginecóloga de Vithas Castellón, explica que un IMC superior a 25 incrementa las posibilidades de contraer cáncer de mama

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A diferencia de la grasa de otras partes del cuerpo, el exceso de grasa abdominal genera una importante actividad hormonal nada beneficiosa para el organismo que implica el aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión arterial, problemas del sueño como apnea, insuficiencia renal, hígado graso o cáncer colorrectal.

Según el doctor Julian Ruiz Baixauli, internista del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, “esto se debe a que la grasa visceral produce mediadores inflamatorios que estrechan los vasos sanguíneos, aumentan la presión arterial, e inflaman los tejidos y órganos. Además, la grasa abdominal condiciona un aumento de la resistencia insulínica. Esto junto con otros factores de riesgo, produce en nuestro organismo un estrés oxidativo que puede derivar en graves enfermedades

La unión de los signos de obesidad central -definido como aumento del perímetro abdominal- con alteraciones en la presión arterial, glucosa y lípidos producen el síndrome metabólico (SM). “El síndrome metabólico es un grupo de trastornos que en su conjunto aumentan el riesgo de presentar en el futuro, accidente cerebrovascular y diabetes tipo 2”, agrega el especialista.

Mujeres menopáusicas

La transición a la menopausia promueve la acumulación selectiva de grasa en el compartimento intraabdominal. “Con la menopausia el metabolismo se ralentiza aún más y se tiende a acumular grasa en la cintura, vientre y caderas. Se reduce el gasto energético en reposo y aumenta el tejido graso. Estos dos mecanismos son responsables del aumento del peso y del perímetro abdominal en la menopausia”, tal como afirma la doctora Sandra Ortega, ginecóloga de Vithas Castellón.

Según la especialista, “esta ganancia de peso se asocia a consecuencias adversas para la salud, que se agravan por los cambios de distribución grasa que se observan durante la menopausia. El aumento de la grasa visceral provoca alteraciones del metabolismo de los hidratos de carbono y la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y la dislipemia con el consiguiente aumento de riesgo cardiovascular, entre otras complicaciones. No hay que olvidar que el riesgo relativo de sufrir cáncer de mama se mantiene más alto en mujeres con índice de masa corporal (IMC) superior a 25 tanto durante el periodo premenopáusico como en la postmenopausia”.

Mejora de hábitos

El paciente que sufre el síndrome metabólico debe cambiar sus hábitos de vida, especialmente los relacionados al ejercicio y la dieta. La prevención desde la infancia es clave “se trata de un sector de la población al que se le debe enseñar a comer y a mantener hábitos de ejercicio. En España, contamos con la ventaja de la dieta mediterránea que es la más indicada para prevenir el riesgo vascular”, concluye el doctor Baixauli.