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sábado, 20 de abril de 2024 | Última actualización: 22:37

Intrusismo político

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Diana Rubio. Politóloga experta en comunicación política, protocolo y eventos.

La noticia de la imputación de un llamado “Gurú” de las campañas electorales volvía a poner en sobre aviso a todo un sector profesional.  

Si  no tenemos bastante con los enchufes a dedo de determinadas personas, derivados de favores anteriores,  en puestos con cierta necesidad de conocimientos especializados que terminan por desacreditar a los profesionales de verdad en la materia, ahora la aparición de gurús, maestros o guías llenan el camino de la ética profesional de incómodos obstáculos para quienes desarrollan su trabajo amparados en la ética y el respeto que realmente merecen.

Una noticia que ya anticipaba Luis Arroyo en su espacio web hace varios años, deja abierto el debate acerca de en manos de quienes dejan los políticos sus campañas políticas y que mensaje se transmite con estas acciones a la población.

Es cuando se habla de ganar el poder, cuando se buscan referencias de profesionales del sector a través de medios, agencias, opiniones, experiencias anteriores de otros partidos u otras campañas, y un largo etcétera que da comienzo al procedimiento  de búsqueda de un consultor que de las claves del éxito político.

Y es que hay campañas que revisten de buena reputación a los consultores en comunicación política; el haber trabajado para grandes partidos a nivel nacional o participado en la de Obama son llaves mágicas que abren puertas de humo en muchas ocasiones.

Y hablo de humo porque si el intrusismo es un virus contra el que se lucha a diario, la guerra contra los vendedores de esta materia es constante.

Lo mas curioso lo encontramos cuando esos llamados “consultores políticos profesionales” no conocen de primera mano el contexto, en este caso, español ni su sistema político a la hora de comenzar a participar la batalla electoral, incluso las diferencias culturales pueden hacer imposible la construcción de estrategias, e inviable el manejo de herramientas electorales acorde a las circunstancias.

El peligro toma forma cuando los datos de los candidatos a contratar no son contrastados y estos autodenominados gurus, aun pidiendo cifras lejos de la coherencia y el sentido común, encuentran a quien les contrata para alardear de ello.

La amenaza de encontrarnos con esta figura tóxica, radica en la responsabilidad que supone poner en manos de personas incompetentes, sin una experiencia mas allá de la que hacen creer que tienen,  todo un proceso democrático, partidos políticos e indirectamente las convicciones políticas de la ciudadanía.

En definitiva, la comunicación política necesita contar con especialistas con formación y experiencia para poder desenvolverse de manera adecuada y dar respuesta a  las necesidades de partidos e instituciones, consiguiendo realzar una profesión con un alto nivel de responsabilidad, siendo peligroso dejarlo en manos de vendedores de humo que hablan más que actúan, que presumen de una reputación inexistente y que aprovechan los rumores para beneficiarse. Comencemos por ser honestos antes para poder ser profesionales.