Javier Giménez Divieso. Directivo freelance experto en liderazgo, equipos y RR.HH
Hace unos días veía un vídeo en el que aparecía la siguiente idea que te resumo:
Una botella de agua cuesta 1 € en la tienda, 2 € en el gimnasio, 4 € en el aeropuerto y 7 € en lo alto del avión. Misma botella. Mismo valor intrínseco. Pero cambia el entorno y con él, la percepción.
Es decir, no es la botella, es donde la pones.
Y esto me sirve para contarte algo personal. Sabes una cosa, hace años, yo también viví algo parecido en la empresa para la que trabajaba. Me esforzaba, y además los resultados me acompañaban, pero no era suficiente.
Yo tonto de mí, esperaba que ellos lo vieran. Esperaba que me tuvieran en cuenta y que contaran conmigo en la siguiente promoción, reconocimiento, etc. Esperaba que alguien reconociera mi valor. Y esperé, demasiado tiempo, y se me fueron los años, esperando un reconocimiento que no llegó.
Mi abuelo tenía una frase que me viene al pelo en este nuevo artículo para el periódico Castellón Información:
"Rentar el cap a un burro és perdre temps i sabó"
Lo que viene a ser que lavarle la cabeza al burro es perder tu tiempo y el dinero, porque acaba ensuciándose y esto está muy relacionado con que hay organizaciones, que por mucho que les digan e incluso lean este artículo, no cambiaran. Sencillamente porque son incapaces de hacer una reflexión profunda y dejar de mirarse el ombligo y ver como desarrollan y cuidan su talento interno.
Hoy, con perspectiva, sé que debí mover ficha antes. Pero en ese momento, me faltaba claridad o tal vez valor lo reconozco. Valor que los jóvenes de hoy en día admito muchos si tienen.
Esta semana, una persona me decía algo parecido. Siente que no se la valora lo suficiente. Que da igual lo que haga porque no la ven. Es más, gente peor preparada que ella y con peor actitud es promocionada. Y es que a veces en la vida:
"Más vale caer en gracia que ser gracioso".
Y es que no se trata solo de lo que somos, sino de dónde decidimos estar. El problema no siempre es tu talento. A veces es simplemente que no estás donde sepa(n) verlo, aprovecharlo y valorarlo. Y es que hay jefes y jefas, que telita.
Por eso, te dejo una reflexión:
¿Y si hoy fuera el día de dejar de esperar y empezar a moverse?
Si me lees (que estoy seguro de que así es), deja de quejarte y pon rumbo a otro lado donde si te valoren. Vales mucho más de lo que te crees, confía en tí. Empieza a buscar, ese es mi consejo.
Luego hay empresas que se quejan de la "rotación". Sin embargo, son incapaces de cuidar el talento que tienen y lo peor de todo, es que continúan quejándose de si esta juventud no está nada motivada ni comprometida (risas). Como si con ellos no fuera el problema o parte de la responsabilidad, en que la gente abandone el barco.
¿Te ha pasado alguna vez?
Si estás justo en ese momento, te leo en comentarios. Y si como empresa, leer este artículo te ha abierto un poco de luz y quizás crees que hay margen de mejora en la gestión del talento interno, me encantará ayudarte con tu equipo. Todos cometemos errores, la diferencia está en aprender de ellos y poner medidas para solucionarlos.
