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miércoles, 15 de mayo de 2024 | Última actualización: 00:03

Consiguió hablar con la Residencia de mayores después de quejarse a la Conselleria de Sanidad

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Los familiares son los tutores legales de sus familiares y tienen derecho a que se les de información

Un familiar de un residente de Tercera Edad consiguió hablar con la Residencia de Mayores y recibir información del estado de su madre después de quejarse a la Conselleria de Sanidad porque no le daban información. Realizada la queja, la Residencia se puso en contacto. Los familiares son los tutores legales de sus familiares internos en las Residencias y tienen derecho a que se les facilite información. En Castellón faltan residencias, las valoraciones tardan mucho y las plazas privadas cuestan entre 1.500 y 2.000 euros.

Esperanza Molina/ Castellón Información

Son tiempos difíciles, pero los familiares de los residentes de los centros de Tercera edad tienen derecho a saber lo que ocurre, a conocer si están contagiados o no, si se sienten bien atendidos y cual es la situación real en la que se encuentran.

Así lo han expresado numerosos familiares de mayores a Castellón Información una vez que ha trascendido como se han multiplicado los contagios en las residencias y las intervenciones de Conselleria.

Y es que la impotencia se ceba sobre ellos. En estado de Alarma general, confinados en sus domicilios, sin poder visitar a sus mayores, y sin poder contactar con ellos o con los centros de Tercera Edad donde se encuentran internados.

Algunos de los mensajes más angustiosos que ha recibido este periódico son los de familiares que preguntaban si la residencia donde estaban sus mayores había sido intervenida o no, quienes estaban afectados y dónde podrían acudir para que se les diera información fiable.

Uno de estos familiares comentaba a Castellón Información que llevaba ocho días pidiendo poder contactar por videoconferencia con los suyos. Otro indicaba hoy, que después de llamar una y otra vez y recibir mil y una excusas, ha conseguido poder hablar con la dirección, pero después de quejarse a la Conselleria de Sanidad. Formulada la queja, la Residencia no ha tardado en ponerse en contacto y dar explicaciones.

Algunos familiares están intentando conocer a los allegados de otros mayores internados en las mismas residencias que los suyos. Porque además de la angustia ante la desinformación, está la impotencia de no saber a quién pueden acudir, si lo que les ocurre a ellos les pasa también a otros. E incluso, poder comentar la posibilidad de realizar quejas conjuntas y, si llegara el caso, interponer una demanda.

Y es que las Residencias de Tercera Edad se han convertido también en elementos de lujo. No hay plazas suficientes para todos los mayores que las solicitan. Conseguir la valoración para poder acceder a una plaza pública, es casi una peregrinación por el desierto, larga y costosa.

Una plaza en una de las residencias privadas puede costar desde los 1.500 a los 2.000 euros por persona, en función de sus necesidades y sus dependencias.

“Mis padres tienen demencia senil, tuvieron que vender su apartamento para pagarse la plaza en la Residencia, cada uno de ellos paga 1.700 euros por estar allí. Y no nos informan de nada”.

Y con estos testimonios, parece que ser mayor, en esa sociedad, se ha convertido en una pesadilla completa.