Joan Seoane. Ingeniero Europeo.
Alguien cuyas falsedades ya no engañan a nadie, ha perdido todo el crédito para decir la verdad ( A. Bierce)
Tras las múltiples declaraciones de Mariano afirmando que todo, es falso, es preciso darse por aludido como ciudadano al que le toman por el mas absoluto parias.
Decirle a Mariano, que la relación de poder político y las demás formas de dominación de unos hombres sobre otros, no puede basarse como es fácil de comprender, en el amor al prójimo o a la humanidad. Y las vocaciones políticas fundadas en idea de servicio a los demás, son siempre sospechosas de impostura. Solamente logran dignidad si están fundadas en la búsqueda del bienestar general, cosa ignorada por el partido que mal lidera el gallego Mariano.
Una persona moralmente equilibrada no aceptaría ni un solo minuto seguir como jefe de un gobierno que esta bajo sospecha de corrupción generalizada en una situación de crisis institucional y social sin precedentes en España.
Un país digno, no debería tener como dirigente, a un personaje que esta mintiendo desde el minuto uno de su mandato y que permanece aletargado en la Moncloa sin dar signos ni de existencia política ni vital.
El escándalo de la corrupción política no la produce el supuesto cobro de comisiones <tangenciales>, sino el hecho de que se de a conocer esa practica habitual pero secreta. El estado de partidos financia por igual a las derechas que a las izquierdas. Porque sus programas de gobiernos son idénticos en retórica y en demagogia. La financiación ilegal de los partidos es un pretexto de grupo y una excusa personal para el enriquecimiento ilícito de sus miembros. Las pasiones de sustento de los partidos estatales son dos; la pasión colectiva de durar en el poder al precio que sea, y la pasión individual de enriquecerse cuanto antes del modo que sea.
Sin una reforma de la ley electoral que suprima el sistema proporcional por el sistema mayoritario representativo del elector, será imposible la renovación de esta casta parasitaria. Y sin una reforma de la Constitución que garantice una nueva forma de estado, suprimiendo a esta monarquía inútil e inservible, introduciendo el principio divisorio del poder, será imposible la regeneración oligárquica que padecemos.
Esta transición neofranquista, ha fracasado de manera estrepitosa y desde entonces, exactamente desde hace treinta y muchos años, no se gobierna en España. Solo existe una inercia de poder corrompido y corruptor, sostenido por intereses ajenos a los gobernados, que impiden cualquier atisbo de control del poder por parte de los ciudadanos, que día tras día se ven despojados de los pocos derechos que les quedan y que, curiosamente fueron conquistados en la época del dictador. Por ello, es un grave error exigir elecciones anticipadas. Lo que hay que exigir, es la libertad política para poder llevar a cabo unas elecciones democráticas inexistentes en España durante esta ya larga transición fallida.