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sábado, 20 de abril de 2024 | Última actualización: 22:37

¿Vencedores o vencidos?

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Pedro Tejedo. Abogado.

El título de este artículo, además de coincidir con el de la célebre película de Stanley Kramer sobre el enjuiciamiento de responsables nazis tras la conclusión de la II Guerra Mundial, coincide también con el título de la Jornada organizada por UPyD este pasado sábado en San Sebastián.

En esta Jornada han participado Fernando Savater, Carlos Martínez Gorriarán, Gorka Maneiro, Rogelio Alonso, Rosa Díez, Maite Pagazurtundúa, Laura Martín y Teresa Díaz Bada. En ella se ha debatido precisamente de la necesidad de que la historia de terror de ETA acabe con vencedores, los demócratas, y vencidos, los terroristas.

Quiero resaltar que cuando he hablado de vencedores no me he referido de manera específica a las víctimas, sino a los demócratas, de los que aquéllas son solo una pequeña parte, si bien su importancia cualitativa es evidente. Esa referencia, pues, a los demócratas, no es casual, sino que pretende resaltar quiénes somos los verdaderos enemigos de los terroristas. Si alguien que se considera demócrata no se considera enemigo de los terroristas (“y cuando digo enemigo quiero decir enemigo”, como dice el excelente Jack Benny en la inmortal To Be or Not to Be de Lubitsch) quizá debiera replantearse si acierta al considerarse demócrata.

Es triste contemplar que UPyD es el único partido que está luchando para que el final de ETA, que recordemos aún no se ha producido, constituya su derrota total, esto es, no sólo su derrota policial, sino también y fundamentalmente, su derrota política, social y moral. La actitud de PP y PSOE, ya se va entendiendo lo de PPSOE ¿verdad?, no la voy a calificar, pues se califica sola. Lo que me interesa analizar es la actitud de la sociedad española al respecto.

En estos momentos creo que la principal característica por parte de la sociedad española en relación al final de ETA, por supuesto hablo en términos generales, es el desinterés que demuestra hacia el tema, da por bueno que haya dejado de matar y mira hacia otro lado si para ello se ha tenido que hacer alguna cesión política. Sólo hace unos pocos años, sin embargo, esa actitud era bien distinta. Eran los años del espíritu de Ermua, cuando la ciudadanía, animada por el ejemplo de PP y PSOE, tenía claro que por dignidad democrática la lucha contra el terrorismo etarra tenía que ser absoluta y la derrota de ETA total.

¿Qué ha cambiado desde entonces? Evidentemente el ejemplo que esos dos partidos muestran a la ciudadanía es ahora muy distinto. Ambas formaciones han decidido comprar la paz, a cambio de perder, no ya la dignidad democrática, sino la propia libertad. Esa corrupción moral del PPSOE, desgraciadamente, se ha ido inoculando en el cuerpo social, corrompiéndolo a su vez, y esa deriva es ejemplo palpable de que el abandono de la lucha por la derrota total de ETA supone una derrota de la democracia, pues la ciudadanía, sostén y a la vez encarnación de aquélla, abandonando esa lucha se corrompe.

¿Acaso al PPSOE le interesa tener una ciudadanía corrompida moralmente, una ciudadanía que abandona la defensa de la dignidad democrática por una mezcla de desinterés, abulia, pereza y comodidad, disfrazado todo ello, ¡cómo no!, de buenos sentimientos y de puritanismo bienpensante? ¿Acaso no es más fácil con una sociedad así domesticada, llevar a cabo determinados desmanes y corruptelas?

Porque al final lo que debemos preguntarnos es si un ciudadano que ha adoptado hacia el terrorismo la actitud a la que el PPSOE le ha conducido, está éticamente legitimado para reprochar a éstos los casos de corrupción económica. ¿No hay una cierta hipocresía, o mejor cinismo, en darse ostentosos golpes de pecho y escandalizarse ante el robo de dinero, cuando no se recrimina el abandono de la lucha por la derrota total del terrorismo? ¿Es lógico que hoy se pida con mayor fuerza el ingreso en prisión, incluso antes de que exista sentencia judicial, de chorizos y mangantes como Bárcenas, Correa o Urdangarín, entre otros muchos, antes que de asesinos como De Juana o Josu Ternera?

¿Es eso normal? Quizá la respuesta a esa cuestión nos explicaría muchas cosas de lo que nos está pasando.