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viernes, 3 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:19

Falsos enfoques

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Pedro Tejedo. Abogado.

Una de las características del establishment es tratar los asuntos más trascendentales con un enfoque falso y así transmitir una información distorsionada a la ciudadanía sobre los mismos.

Hace tres semanas publiqué un artículo en este mismo digital, ‘El abrazo del oso’, en el que comenté esa distorsión en relación al proceso del final del terrorismo etarra, y denunciaba que desde el PPSOE se intenta que la ciudadanía considere dicho proceso como algo que sólo concierne a etarras y víctimas, obviando que es algo que nos afecta a todos los demócratas. Con esa distorsión lo que se pretende es que la ciudadanía se distancie de dicho proceso y lo vea como algo ajeno a ella, dejando, de este modo, el campo libre al PPSOE para su política de dejación democrática.

Otro tanto entiendo que se está produciendo como consecuencia del debate independentista de Cataluña. A raíz del mismo se circunscribe todo el problema en relación a la viabilidad de España como Nación a la independencia o no de Cataluña, obviando el verdadero problema que es el actual modelo territorial del Estado.

Lo que atenta a la viabilidad de España como Nación va mucho más allá de la deriva independentista en Cataluña. En España se está produciendo un proceso de fraccionamiento que no consiste en que se caiga un trozo del mapa, sino en algo mucho más importante desde un punto de vista progresista, a saber: la quiebra de un Estado con las competencias precisas para garantizar la libertad, la igualdad de derechos y de oportunidades y las prestaciones básicas del Estado del bienestar para todos los ciudadanos con independencia  de su lugar de residencia.

Para lograr esos fines ineludibles y propios de una Nación, se precisa que el Estado detente las competencias precisas para poder garantizarlos, y entre esas competencias se encuentran la educación, la sanidad y la justicia. Pues bien, las dos primeras no las detenta ya la Administración Central, la común a todos los ciudadanos españoles, y la tercera, sólo en parte. Así pues, que no nos vuelvan a engañar, lo que precisamos ahora los ciudadanos españoles es que esas competencias vuelvan al Estado a fin de garantizar la libertad y la igualdad de todos.

Lógicamente, frente a la idea progresista de Nación, hay otros que defienden una idea reaccionaria de la misma, una Nación sin ciudadanos, una Nación de nativos. Quienes defienden esta idea son, por supuesto, los diversos nacionalismos, hoy necesariamente reaccionarios, pero también los partidos del establishment, éstos no tanto por una cuestión ideológica sino de puro interés partidista, pues es obvio que cuanto más centros de poder diferentes haya se incrementa la posibilidad de dar cobijo a la inmensa red clientelar que han creado a su alrededor, y por último, las oligarquías locales, a quienes ese fraccionamiento de los centros de poder político les beneficia enormemente pues su capacidad de influir, por decirlo finamente, sobre un centro de poder político más débil resulta mucho mayor.

Así que cuando un político dice que está en contra de la independencia de Cataluña, yo le respondo que estoy a favor de que la educación sea competencia estatal.

He hecho referencia a estos dos asuntos por su importancia y actualidad, pero evidentemente hay muchos más a los que se trata de dar un enfoque falso. Si a consecuencia de esta tremenda, dolorosa y larga crisis económica que padecemos, los ciudadanos logramos abrir los ojos ante esa realidad que se nos trata de distorsionar, algo bueno habremos sacado de la misma.