Francisco López Segarra. Presidente de Patim.
Cuando la esperanza se embarca en las necesidades del cambio -con la implicación de la ciudadanía por medio de los votos- obtenemos un grado de satisfacción, incluso de felicidad máximo. Somos conscientes de que todo cambio tiene su origen en un análisis previo. En un proceso de observación y escucha activa que deriva en un compromiso de regeneración. No obstante, en estos momentos reconocemos con tristeza que en el ámbito de las adicciones –nuestro campo de actuación- todo sigue igual. No hemos visto el cambio anunciado, ni conocemos si se ha hecho un análisis a pesar de que percibimos y transmitimos de forma clara que la regeneración es necesaria. A todos los niveles. Porque también están cambiando los patrones de intervención en las adicciones, especialmente en las no tóxicas.
Vengo a poner de manifiesto esta realidad, como representante de una entidad que sufrió la política de desmantelamiento del sistema valenciano en adicciones. Hemos resistido y sobrevivido estos últimos cuatro años creyendo que las pasadas elecciones de mayo supondrían un antes y un después en la intervención y prevención.
Ya han pasado doce meses y nos han aplazado hasta el 2017. Considero que en temas vinculados con la salud –y en concreto las adicciones- no pueden demorarse más las soluciones, hasta dentro de 18 o 24 meses. Las licitaciones de los servicios existentes se han renovado un año más de forma automática y las subvenciones han sido las mismas. Quienes llevan tiempo siendo los beneficiarios de los concursos también obtienen subvenciones, incluso consiguen ayudas de mayor cuantía que las entidades que nos quedamos fuera de un traje a medida que hizo el anterior gobierno. Esta no es la política de salud y sanidad que queremos.
Por ello, le pedimos a la Consellera de Sanidad, Carmen Montón, que dé un giro de 180 grados en las políticas sobre adicciones que se llevan a cabo en la Comunitat Valenciana. Estamos en desacuerdo con su convocatoria de subvenciones y en la resolución. No lo podemos decir más claro. Reconocemos su trabajo en otras áreas pero cuando se habla de la 'universalidad' de la sanidad, nos seguimos preguntando si las personas con problemas de drogas también forman parte de ella.
