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martes, 23 de abril de 2024 | Última actualización: 21:34

La Generalitat debe ser intervenida

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Pascual Montoliu. Ha sigut capellà, professor d'antropologia i teologia, i tècnic comercial.

No digo suspendida, sino intervenida como hiciera la troika cuando hubo que rescatar a Grecia. Si en Cataluña hoy cobran los funcionarios y las farmacias, se acude al pago de una deuda equivalente a la helena cuando ya nadie da crédito a un gobierno que no gobierna; si la Generalitat pudo devolver los llamados fondos patrióticos que a punto estuvieron de convertirse en papel mojado, ha sido gracias a ese enemigo que es el Estado Español, en expresión de Mas. La mitad del FLA se lo lleva Cataluña.

No se puede consentir esa tomadura de pelo y una tergiversación tan burda de los hechos. Hoy Rajoy se ha hecho, una vez más, el gallito dentro de su gallinero. Rajoy no hará nada. Lo suyo es hablar y no actuar. Olvida que la autoridad está para ejercerla, no para proclamarla en juegos florales. Artur Mas le ha tomado ya las medidas. Sabe que su rebeldía es impune. Y por más que disimulen, el PP ya no existe en Cataluña. Se lo deben a Aznar cuando sacrificó a Vidal Cuadras en el altar del sátrapa que iba barriendo para casa y haciendo su patrimonio personal confundido con la patria catalana, que era su coartada. Y esta mañana Rajoy hablaba en Barcelona para lo que son sus legiones derrotadas.

El próximo a desaparecer en Cataluña es el PSC, que ni sabe ya qué es. ¿Un partido, una federación, una franquicia del PSOE? Que agradezcan tal deriva a Zapatero, padre con Artur Mas del estatuto de la discordia, pactado con nocturnidad a espaldas del entonces presidente Maragall. Con el pacte del Tinell declarando partido apestado al PP, los socialistas dieron alas a Esquera, que es quien tiene ahora la sartén por el mango por más piruetas que haga Artur Mas, una marioneta en manos de Junqueras. El día que los socialistas, en su avidez de poder, dieron entrada a Esquerra en el gobierno de la Generalitat, la auparon de su condición de partido testimonial a la de partido de gobierno. Desde entonces ha ido ganando posiciones entre las torpezas de Zapatero y de Artur Mas, que convenció al de León con aquello de la “nación discutida y discutible.” Luego resulta cómodo cargarle el sambenito al Tribunal Constitucional y a quien interpuso el recurso. Ahora se dice que es un asunto político, no jurídico.

Lo que ya resulta delirante es esa separación esquizofrénica y malévola entre la política  y las leyes. Tomen nota. Esa es una de las causas de la corrupción política del sistema. El político se arroga el derecho a proceder al margen de la ley. Hablan de estado de derecho, pero cuando se trata de cuestiones políticas se arguye su independencia de las leyes. Actúan al margen. Es lo que está haciendo Mas con la cuestión separatista, y lo que han hecho durante la transición los dos partidos de gobierno haciendo pactos de gobierno que, si no vulneraban la ley, se hacían al margen de la misma. Así se han cargado la Constitución del 78.

Por si fueran pocos los desmanes en Cataluña, surge ahora la propuesta del Partido Unico, llamado candidatura de país. Y nadie se alarma. Pero ya está Cataluña en la pendiente del totalitarismo. Ahora van a sancionar a las radios y televisiones que no incluyeron la publicidad del simulacro de referéndum. Ya confunden las propuestas de un partido con los intereses del estado y su gobierno, que debe mantener su prurito institucional. Mal camino cuando se confunde estado, gobierno y partido. Son las libertades ciudadanas las que empiezan a estar amenazadas. Razón de más para intervenir económicamente a la Generalitat. No se puede consentir que sea con el dinero de todos los españoles, catalanes incluidos, con el que se financie un proyecto totalitario para una parte del estado.