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sábado, 8 de febrero de 2025 | Última actualización: 22:17

Empleo y competitividad

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Juan Teodoro Vidal. Químico. 

Se ha estado ‘vendiendo’ como un éxito de la economía española que ahora sea capaz de crear empleo con un crecimiento del PIB bajo; que antes era preciso que la economía creciera del orden del 2 o el 3% para que se formara empleo neto y que sin embargo ahora, con crecimientos del orden del 1% ‘ya’ se puede crear empleo. Todo el razonamiento que sigue tras este tipo de declaraciones se basa en ‘poner el carro delante de los bueyes’, ya que lo que crea empleo no es el PIB, sino que lo que produce y aumenta el PIB es la población ocupada en empleos que les ofrecen las empresas o como autónomos. Y el PIB crece cada año, en años estables, como consecuencia del aumento natural de competitividad y eficiencia que se produce en las empresas con la mejora de métodos y la capitalización en medios de producción, suministros, métodos y recursos más eficientes, sin necesidad de que aumente la población ocupada.

A mí, que solo tengo como instrumento de trabajo mi sentido común, me parece una mala noticia que ahora seamos capaces de crear empleo con un crecimiento del PIB bajo. Porque significa que el nuevo empleo no resulta tan eficiente en la producción de riqueza como solía ser cuando en el pasado se creaba empleo con tasas mayores de crecimiento. Veamos para analizar mejor el fenómeno, como han evolucionado a grosso modo las grandes cifras de la economía española.

La población activa española es del orden de 23 millones, de los cuales antes del inicio de la crisis en el 2008 había casi 2 millones de parados. En el peor momento de la crisis han llegado  a haber casi 6 millones de desempleados, o sea del orden de 4 millones menos ocupados, que son del orden de un 17% menos de población activa (4/23). En ese mismo periodo el PIB ha caído del orden del 7%. O sea un 83% de la población activa (83=100-17) producía del orden de un 93% de la riqueza (91=100-7) que se estaba produciendo antes del inicio de la crisis. Da la impresión de que la eficiencia global de la población activa, se habrá incrementado en la crisis en la proporción 93/83= 1,12, que es aproximadamente un 12%. Ese incremento de productividad y de eficiencia es el que hace ahora atractivas globalmente las empresas españolas al dotarlas de una mayor competitividad.

Si ahora en un año hay del orden de un cuarto de millón de personas ocupadas más, eso es apenas un incremento del 1% de la población ocupada de entre la población activa en un año (0,25 millones/23 millones). En ese mismo periodo el PIB ha crecido en cifras próximas al 1%, O sea que los nuevos empleos no están aumentando la eficiencia o la competitividad. Se trata de empleos que no mejoran los métodos existentes ni aportan una ventaja competitiva. Lo lógico sería esperar que ahora que se está creando empleo, con un tejido empresarial (el que queda vivo) con una mayor eficiencia que el que había antes de la crisis, debía estar aumentando el PIB a un ritmo bastante mayor. Lo malo de esto es que tendremos ahora, momentáneamente, más empleo porque estamos saliendo de la presente crisis; pero en la próxima crisis, que será en 2022, volverá a atacarnos el drama del paro a gran escala. Sería preciso mejorar la eficiencia empresarial. Puede que haya demasiado pocos profesionales en puestos clave.