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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 15:07

¡Imposible!

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José Vicente Ramón Moreno.

Cada vez que leo o escucho una noticia sobre violencia de género, sobre todo si acaba con resultado de muerte, no puedo evitar estar un par de días ‘rumiando’ el ‘por qué’ de estas situaciones y qué es lo que hacemos mal para provocar que lleguemos a semejantes barbaridades realizadas por seres humanos.

Siempre llego a los mismos pensamientos y a las mismas frustraciones porque estoy convencido de que no estamos en el camino adecuado y eso hace que la escala de valores sociales esté tan vapuleada que anteponemos los valores del dinero, el poder, el orgullo, el triunfo social, por encima del amor, la amistad, el compañerismo, el altruismo, la humildad, la sencillez, etc.

Y no estoy mezclando las ‘churras’ con las ‘merinas’ porque unos valores llevan emparejados procedimientos y actitudes similares a ellos.

Si todos fomentásemos los valores positivos no sería posible que una persona se violentase con su pareja hasta el punto de matarla o, y lo que es más grave, por hacerle más daño mate a los hijos que tienen en común. ¡No puedo asimilar la imagen de una madre ahogando con sus propias manos a sus hijos en una bañera!.

Debemos proponernos, desde el seno de las familias, enseñar a los niños desde bien pequeños el respeto que nos debemos de unos a otros por encima de las divergencias que tengamos en cuanto a las opiniones. A saber discutirlas (en el sentido menos violento del concepto) para llegar a un punto de encuentro y, si no es posible, a un punto de equilibrio.

Luego, durante el crecimiento en la infancia y juventud los docentes, respaldados por los padres (porque ahora no los respetan), deben continuar en esta labor y, poco a poco, dar forma social a unos comportamientos que no conozcan la violencia.

Por último, nuestros legisladores deben hacerse el ánimo y no pensar siempre que el delincuente tiene la razón y, en su justa medida, castigar ejemplarmente al ‘asesino’ confeso y demostrado y no hacer que con una condena de 20 ó 25 años salga a la calle a los 5. ¡Esto no es admisible! ¡Así es imposible!