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jueves, 25 de abril de 2024 | Última actualización: 08:50

¡Consentir también es delinquir!

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José Vicente Ramón Moreno.

La conocida como Ley del Tabaco ha dado tema de conversación para todos los gustos y formas de actuar que, en un momento dado, han sido abusivas por quienes sufrían la ley y que han contado con la connivencia de quienes debían aplicar las sanciones correspondientes.

Quiero que sepan que soy ex-fumador de los que pasaban de los dos paquetes diarios de tabaco negro pero no soy de los que ahora lincharían a los fumadores sino que soy muy tolerante con ellos porque sé que hasta que no estén plenamente convencidos de que quieren dejar el hábito de fumar, no lo conseguirán.

Pero retomando el primer párrafo no me parece correcta la invasión indiscriminada de las aceras, con mesas y sillas de las cafeterías, hasta tal punto que por algunas de ellas sólo nos queda o pasar muy pegados a los que están consumiendo y conversando (invadiendo su espacio vital) o pasar por donde circulan los vehículos (con el consiguiente riesgo de atropello).

Incluso hay algunos que se permiten montar terraza en espacios no coincidentes con el frontal de su negocio incrementando el número de mesas y sillas aunque se encuentren a diez metros de la puerta de su local.

Otros se pasan por el forro las normas de la mencionada ley y de un local cerrado, levantando un lateral con una puerta de cristal a modo de cizalla lo convierten en terraza con permiso para fumar aunque tenga cinco de sus seis paredes fijas y cerradas.

Lo último para los que no pueden hacer ninguna de estas trampas es reservar vía pública reduciendo en tres o cuatro las plazas de aparcamiento con lo que, además del impuesto de circulación el Ayuntamiento obtiene el de los bares que utilizan estos espacios de vía pública.

Yo no estoy de acuerdo con la totalidad de la Ley del Tabaco pero lo que sí es cierto es que si existe una Ley debe cumplirse por lo que sí exijo a las autoridades un mayor control para que no se produzcan estos abusos y que no miren hacia otro lado porque consentir también es delinquir.