Jorge Fuentes. Embajador de España.
Por 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones, el sábado 28 de octubre, el Congreso de los Diputados eligió a Mariano Rajoy Presidente del Gobierno. La operación, como todos sabemos, estuvo cargada de dificultades y fue un buen ejercicio para poner de manifiesto los complicados tiempos políticos que se avecinan.
El anterior gobierno tuvo que enfrentar dos procesos electorales, tres de investidura y más de 300 días de interinidad para poder consolidar su victoria electoral y su continuidad al frente del país.
El PP repite gobierno del mismo modo que con anterioridad y desde el advenimiento de la democracia lo habían hecho todos los presidentes (con la sola excepción de Calvo Sotelo) con relativa facilidad.
Sin duda los tiempos han cambiado, al menos por el momento. La alternancia de dos partidos sobre la que se basó nuestro sistema ha tenido que modificarse al dar entrada a otros dos partidos lo que dificulta la consecución de mayorías absolutas y, por el momento, el entendimiento entre las diversas fuerzas para resolver el galimatías político.
Ha sido necesaria la flexibilidad de Ciudadanos y también del PP al aceptar 150 propuestas del partido de Rivera (por cierto, éste debe evitar la expresión ‘exigencias’), para alcanzar un número de escaños elevado que forzara la abstención del PSOE y ello ‘por el bien de los españoles’ y habría que añadir, por el suyo propio ya que en las actuales condiciones, el PSOE no estaba habilitado para enfrentar terceras elecciones en las que, con toda probabilidad, se hubiera producido el ‘sorpasso’ quedando los socialistas reducidos a una posición irrelevante.
La elección de Sánchez como Secretario General del PSOE probó ser nefasta: llevó al partido a las mínimas cotas de aceptación popular, con su empecinamiento en el ‘no’ fraccionó al partido mismo. Es de esperar que los muchos y valiosos políticos que existen el PSOE hayan aprendido la lección y sean capaces de escoger pronto un líder capaz y dialogante que pueda recuperar la fuerza de esa formación moderada de izquierdas indispensable para la gobernabilidad país.
Rajoy ha probado su valía midiendo bien los tiempos, evitando precipitarse en momento alguno y aguardando a que los hechos le dieran la razón. Su tarea no va a ser fácil pero tampoco insuperable. A Ciudadanos le conviene le conviene el éxito de un gobierno del que se siente inspirador a través de sus 150 propuestas. Ha trabajado mucho y bien y sin duda ello le valdrá buenos réditos en el futuro político de sus jóvenes líderes.
Al PSOE también le conviene que el PP se mantenga estable al menos durante un par de años, que será el mínimo indispensable para reconstruir su maltrecha formación. No tiene sentido pensar en unas elecciones en la primavera próxima en torno a la aprobación o rechazo de los presupuestos generales del estado. Una legislatura larga tiene bastantes posibilidades de triunfar.
Entre tanto, Podemos seguirá a lo suyo; a enredar, a romper la monotonía parlamentaria que tanto parece aburrirles, con ‘happenings’ y ‘boutades’ y a asaltar las calles cosa que cada día se les da peor a juzgar por la decreciente capacidad de convocatoria de sus manifestaciones.
Ha llegado la hora de trabajar. De alcanzar los 20 millones de afiliados a la seguridad social, de asegurar los sueldos, las pensiones, la sanidad y la paz social. Si de paso se enderezan las principales autonomías -Madrid, Cataluña, Valencia etc.- tanto mejor.
En los próximos días no nos faltaran emociones: conocer la formación de gobierno en que se esperan caras nuevas. Y la reordenación del PSOE aglutinando el centro izquierda necesaria para la buena marcha de España.
