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lunes, 27 de mayo de 2024 | Última actualización: 20:04

Contratos sin trato

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Enrique Domínguez. Economista.

Las campañas electorales han ido adaptándose a la dinámica de los tiempos y lo que, en los primeros años de democracia, era lo típico, la pegada de carteles en el inicio de las mismas y en los días siguientes en los que, muchas veces, se colocaban sobre los del partido rival, o los mítines multitudinarios, ha pasado no a mejor vida pero sí a tener una relevancia muy marginal. Los  carteles se pegan de manera simbólica (aunque algunos, pobrecitos, lo hacen en contenedores de basura tal vez intuyendo para qué sirven) y los mítines se realizan de forma sosegada para los propios del partido, que ya conocen lo que les van a decir o que está claro que van a  votarles a ellos (vaya pérdida de tiempo) en lugares al aire libre o no pero de dimensión adecuada a la escasa asistencia prevista. Incluso las plazas de toros se adaptan a esa menor asistencia (a pesar de los autobuses y de los bocadillos pagados). Lo que importa es la foto y la nota de prensa.

Pero si algo noto que no se ha cambiado es que todos los partidos siguen aplicando aquello de “prometer y prometer”. Unos hablan de diez puntos básicos; otros de las cien medidas económicas que aplicarán, otros de proyectos concretos que  llevaran a cabo si se les elige. Curiosamente nadie o casi nadie presentan los proyectos con su coste para que el ciudadano decida. Todos son muy buenos con los dineros de todos.

Como lo que importa realmente es la foto y la nota de prensa, voy a guardarme lo que nuestros aspirantes políticos están dejando constancia en los medios escritos para comprobar hasta qué punto cumplen sus promesas. Pero me temo que si no pueden cumplirlo, a alguien o a algo le echarán la culpa.

Y viene este largo preámbulo electoral a las promesas en torno al paro. Unos se centran en la mejoría de la actividad económica respecto a 2011, en las necesarias reformas y recortes para poder salir de la dura herencia recibida y, como consecuencia de ello, en la paulatina disminución del paro que, no obstante, sigue siendo muy elevado y que para que se reduzca va a ser imprescindible la estabilidad política para que la demanda interna siga mejorando y reduciendo esas ingentes cifras de parados. Se habla, seguramente con mucho conocimiento de causa, del número de empleos que van a crear, del aumento de los contratos que, aunque muchos de ellos sean temporales, permiten tener ingresos; incluso hablan del aumento de los contratos indefinidos en los últimos meses.

Otros señalan que, a pesar de la mejoría de las grandes cifras macroeconómicas, a pesar de la enhorabuena dada por Bruselas a las medidas adoptadas, aumenta la desigualdad en el país, se incrementa la pobreza, crece el número de personas con varios años en paro y se incrementa la cantidad de personas muy preparadas que han de marchar a otro país para encontrar trabajo.

Quiero detenerme en las cifras que se alardean relativas a los contratos indefinidos frente a los temporales a los que denomino contratos sin trato porque apenas tienen tiempo sus demandantes de conocer a su inmediato superior. Se acepta que los contratos indefinidos son una pequeña parte del total pero se destaca el crecimiento en valores absolutos en el primer cuatrimestre del año en curso (5.521 contratos) respecto a igual periodo del año anterior (4.947 contratos), un 11,6% más y a enero-abril de 2013 (un 10,2% más).

Ello da pie a insistir en el proceso de recuperación en tema tan delicado como es la contratación. Y se añade el hecho de que en la provincia de Castellón los contratos indefinidos en este primer cuatrimestre representen el 9,84% del total frente al 9,03% de la Comunidad Valenciana y al 9,28% de España.

Todo es cierto; pero es solamente una parte de la información estadística. Porque, cuando comparamos este primer cuatrimestre con sus homólogos de 2014 y 2013 se observa que el peso relativo de los contratos indefinidos en la provincia de Castellón pasa del 11,3% en 2013, al 10,45% en 2014 y al 9,84% en 2014; baja 1,46 puntos. En cambio, en España pasa del 9,31% al 8,89% y al 9,28%, respectivamente, bajando sólo 0,03 puntos.

Es decir, a pesar de aumentar en número los contratos indefinidos, baja su peso relativo, incrementándose, por ende, el de los contratos sin trato.

De nuevo es importante que el ciudadano tenga en sus manos todos los elementos para decidir y evitar que en estos tiempos, y los que faltan, de campañas electorales se le den adecuadamente “reflexionados”. Lo cierto es que sigue aumentando la precariedad en el empleo.