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jueves, 18 de abril de 2024 | Última actualización: 08:08

La crisis global y persistente

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Pascual Montoliu. Ha sigut capellà, professor d'antropologia i teologia, i tècnic comercial.

El 28 de enero de 2009 el pensador y periodista Vicente Verdú pronunció una  conferencia en el Edifico Hucha sobre La crisis o la tercera guerra mundial. Estuve en ella y ésta fue mi reseña al día siguiente, que aquí reproduzco. Entonces empezaba Zapatero a aceptar que había desaceleración, si bien todavía se negaba empecinado a usar la palabra crisis. Seguía sin enterarse que era la crisis la que ya entonces improvisaba, y no él, como ha dicho esta semana.

 “Estuve ayer en la conferencia de Vicente Verdú sobre la crisis. Interesante, su planteamiento de la crisis como catarsis y oportunidad de nacimiento de un nuevo mundo, a todos los niveles, no sólo económico. En el turno de debate me dio pie, ya que había citado a Sampedro, a preguntarle si la actual crisis económica era meramente coyuntural, que se resolverá  en  plazo más o menos breve, tal como ingenuamente aseguran los gobernantes, o, por el contario, era sólo el inicio de la quiebra del sistema capitalista actual.

“En 1989, con la caída del muro de Berlín, Sampedro nos vaticinó que, tarde o temprano, también caería el sistema capitalista. Vino a decir, pues cito de memoria, que la caída del comunismo no suponía una validación del capitalismo, que también tenía los días contados. Cayó el sistema comunista básicamente por tres errores de bulto: creer que los recursos del estado eran infinitos, la nueva oligarquía en que había derivado la clase dirigente y la funcionarización de la clase trabajadora con la desincentivación en el trabajo y pérdida de productividad.

“En el actual sistema capitalista compartimos, al menos, dos de estos errores. Hemos creído que el dinero es ilimitado y, en consecuencia, las ganancias no tienen techo. Lo que nos ha llevado al estallido no sólo de la burbuja inmobiliaria, sino también de la financiera. Con lo que están saltando por los aires las sacrosantas estructuras del sistema, la bolsa y el sistema financiero. El segundo error que compartimos es la nueva oligarquía, nacida al calor de los grandes bancos, que es toda la pléyade de directivos y consejeros delegados con salarios insultantes tanto para la clase trabajadora como para la clase media, que está volviendo a sus orígenes proletarios. Y el tercer error, el de la funcionarización, también alcanza al sector público de trabajadores del estado, que es en la mayoría de países occidentales el primer sector de empleo.

“En consecuencia, tengo la sospecha que la predicción de Sampedro se está empezando a cumplir. Y que ésta no es una crisis más, que se va a resolver en dos años, sino que la crisis es estructural. Por eso no es descabellada la propuesta de Sarkozy de refundar el capitalismo. El sistema actual está agotado y ya no da más de si. Hay crisis para rato. Es descorazonador que las llamadas izquierdas, que se autoproclaman progresistas, se hayan dormido en chorradas de maquillajes, incapaces de diseñar una alternativa al actual sistema. Habrá que hacerlo entre todos, excluyendo a los tramposos que quieran sacar ganancia de tanto río revuelto. Es más, aquí hay mar de fondo. La globalización, que nos vendieron como la nueva tierra de promisión, ha servido, al menos, como catalizador de la crisis y la toma de conciencia de que ésta es global y nos afecta a todos.”

Cinco años después, los EREs que entonces sólo alcanzaban a quienes trabajábamos en las empresas privadas llegan ahora al sector público. Algo que entonces se antojaba imposible. Y es que los ingresos del estado, que se consideraban seguros e infinitos, se han reducido casi a la mitad entre 2007 y 2013. Media España sigue sin querer enterarse.