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viernes, 10 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:47

Monarchía delenda est

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Miguel Ángel Cerdán. Profesor de Secundaria.

El 15 de Noviembre de 1930 Ortega y Gasset finalizaba un artículo, que después sería célebre, en el diario El Sol con la frase Delenda est Monarchía:  la Monarquía debe desaparecer. En ese artículo, Ortega y Gasset señalaba que la Monarquía pensaba que los españoles lo aguantaban y lo sufrían todo sin rechistar y acababa con la célebre frase “Españoles, vuestro Estado no existe. ¡Reconstruidlo!”. Nada pues hay de más actualidad en esta ciénaga en la que las élites extractivas han convertido a nuestro país, tan parecida a de 1930, que ese artículo de Ortega y Gasset, que esa idea de que somos, una vez más, un estado fallido.

Y es que, que nadie se engañe, la más que probable imputación definitiva de la Infanta Cristina no es más que un síntoma, un síntoma grave, pero un síntoma. Lo grave, lo más grave, es que las instituciones parezcan funcionar,  empezando por el Ministerio Fiscal y siguiendo por el resto, no al servicio del interés general sino del particular de la hija del jefe del Estado.

Esto es lo que más nos indica que no estamos delante de un Estado normal, sino que estamos delante de un Estado fallido donde la condición de sus habitantes tiene más la consideración de súbditos que la de ciudadanos iguales ante la Ley. En este sentido ¿no es gravísimo que el propio auto del juez Castro considere los 1,2 millones de euros que el Rey dio a su hija, y que no tributaron, una donación encubierta más que un préstamo? ¿Qué hubiera ocurrido si nosotros hubiéramos hecho lo mismo? ¿Por qué la mayor parte de los medios publicables, incluso los más críticos, no han señalado nada al respecto? De hecho, lo más grave de todo es que el posible delito imputable sea defraudar a Hacienda, algo que supone en la práctica defraudar a todos y que constituye un tremendo insulto al conjunto de los ciudadanos de este país, y que ello no implique ninguna consecuencia política.

En este sentido, la tremenda línea de defensa mostrada desde la práctica totalidad de la elite política y económica tal vez sea lo más significativo, y el mejor ejemplo de la penosa situación a la que nos ha abocado este régimen. Y más teniendo en cuenta que el Presidente de Alemania dimitió por un caso de que unos empresarios le pagaron unas vacaciones y recibió créditos ventajosos o como no ha habido ningún problema en cuestionar judicialmente a Sarkozy o Chirac una vez han dejado la presidencia de la República francesa. Y no ha pasado nada. Claro que estamos hablando de Repúblicas, y no de regímenes anacrónicos como una Monarquía. Claro que estamos hablando de Estados consolidados y no de Estados y democracias fallidas como la nuestra.