Juan Giner. Militar en la Reserva e Investigador Histórico.
Y es ¡que no! Que no nos interesan debates de un Estado de la Nación cuando el debate se planifica desde escaños de corrupción. ¡Que no! Que no nos interesa el chascarrillo repetitivo de que vamos en la buena dirección cuando ese camino nos conduce día a día a las puertas de Caritas. ¡Que no! Que no nos interesan, a excepción de las correspondientes condenas, los virreinatos corruptos en que se ha transformado nuestra nación. ¡Que no! Que no nos interesan fabuladores y charlatanes vestidos de Armani o Christian Dior. En definitiva, no nos gusta la corrupta fiesta de amiguetes, asesores, pelotas pseudonobles y arribistas cuando la cuenta está todavía por pagar.
Esta irresoluta España taifal, donde se cocinan fastos sociales, deportivos y demás algaradas de dudoso gusto para mayor gloria de corruptos y corruptibles ante la ausencia total de escrúpulos poco les importa el Estado con mayúsculas y mucho menos el buen gobierno a esta clase política y ‘no política’ que pretende, por una parte, negociar su latrocinio en dilatados procesos judiciales y, por otra, mantener una actitud risible ante este pueblo que asiste estupefacto ante tamaña desfachatez día sí y otro también.
Debatir el ‘no sé qué’ de una España que amanece en las colas del paro mientras los políticos de turno discuten ‘y tú más’. No, no nos interesan ya más debates ni palabrería.
