Noticias Castellón
viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

Ni cese ni dimisión

Tiempo de Lectura: 3 minutos, 54 segundos

Noticias Relacionadas

Jorge Fuentes. Embajador de España.

Después de que n los primeros cien días, Sánchez descabalgara del Gabinete a Máxim Huerta, Ministro de Cultura y a Carmen Montón, de Sanidad, por motivos que hoy parecen peccata minuta y que ahora se disolverían como un azucarillo en cuestión de minutos, el Presidente y su entorno debieron ponerse de acuerdo en que no convenía pasarse de estupendos en cuestión de rectitud, porque aparte de quedarse sin Gobierno en un periquete, aquellas limpiezas iban a debilitar grandemente al PSOE y a sus aliados.

Y sin embargo, en los dos años en que Sánchez está al frente del país ha habido motivos más que sobrados para desmontar a muchos de los 23 miembros del Ejecutivo, empezando por el propio Presidente. Así al menos se habría procedido en otras democracias más exigentes de nuestro entorno.

La interminable serie de falsedades cometidas por Pedro Sánchez antes y después de su toma de posesión en la Moncloa, desde la falsificación de buena parte de su tesis doctoral sobre la que sustentó su carrera política, continuando con la pésima gestión de la pandemia en la que no se ha sabido ni contar bien el número de muertos ni evitar el derrumbe económico en que andamos metidos.

Si entráramos a fondo en las hazañas de cada uno de los miembros del Gabinete es posible que en todos ellos encontráramos motivos suficientes para su dimisión. No llegaré a tanto y me concentraré en los casos más flagrantes y que más se han publicitado en los últimos meses.

El equipo completo de UP, debía estar fuera de juego no ya por la inconsistencia de su pareja líder predicando las bondades del barrio pero trasladándose a un 'casoplón' de la noche a la mañana dejando plantados a su panadero, su carnicero y su kiosquero de Vallecas. O por la prédica de "llegar sola y borracha a casa" origen de la primera ola del Covid, sino por la financiación ilegal del partido con fondos extranjeros nada presentables. Bien es cierto que Felipe González también se reforzó con dineros foráneos pero no es lo mismo recibir fondos de la Alemania de Kohl que hacerlo de la Venezuela de Chávez/Maduro o del Irán de los Ayatollahs.

Pocos se han visto tan acosados y al borde del abismo como el Ministro Ábalos después de las siete versiones que fue suministrando sobre el ilegal paso por el aeropuerto madrileño de la Vice venezolana Delcy Rodríguez, cargada de maletas hasta hoy de contenido ignoto.

Y también la Ministra Celaa, presentando un plan educativo que no solo desplazaba toda responsabilidad de los padres sobre la educación de sus hijos en favor del rol del Estado ("los hijos no son propiedad de sus padres"), sino que arruinó la enseñanza concertada claramente superior en todos los sentidos y privó a un importante sector de la infancia y juventud de una indispensable enseñanza especial.

Muy apurado se vio desde el día uno de la pandemia el Ministro de Sanidad, "filósofo" del cupo catalan, Salvador Illa, que pese a su buen talante, se hizo notar por su incompetencia al frente de la crisis, contando con la indispensable colaboración de su portavoz Simón cuya dimisión parecía también inevitable después de mofarse del propio sector sanitario que se estaba dejando la vida en su trabajo.

El último de esta penosa lista será Grande Marlaska, el juez/ministro, con un pasado tan brillante como oscuro es su presente al cesar al Coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos por cumplir con su deber no revelando interioridades de un caso que estaba sub judice, como mandan las normas y como lo ha reconociendo la Audiencia Nacional al reponer al Coronel en su puesto. La mala dirección de las fuerzas de orden en la reciente campaña de Vox en Vallecas, vuelve a colocar a Marlaska en la palestra.

Resultaba hiriente ver la sonrisa prepotente con la que el Presidente Sánchez, una vez más, recalcó que el Ministro del Interior goza de toda su confianza. Es decir, aquí no dimite nadie y las protestas de la oposición o el clamor popular contra los ministros mencionados o muchos otros, no importan porque Sánchez sabe que ni le debilitan ni durarán más de unos días, los justos hasta que surja el próximo escándalo.